Las cajas y las autonomías
Tribuna | José Miguel Sánchez
De las cuarenta mayores entidades financieras españolas, treinta son Cajas de Ahorro.
Las Cajas tienen un origen anterior a las autonomías, y probablemente gracias a estas últimas y el bochornoso espectáculo que están dando todas, la gran mayoría morirá de éxito.
Para la banca y el capitalismo supone un agravio enorme que el 50% del sistema financiero español revierta todos sus beneficios en la sociedad a través de la obra social y en sí mismo para crecer.
Es sangrante el ataque que están sufriendo estas entidades desde los medios y por partes interesadas, y en la mayoría de los casos la situación de estas es equivalente a la del resto de entidades financieras. Los clientes deben y pueden estar tranquilos porque sus depósitos y cuentas de ahorro están cubiertos por el Estado en todo el sistema.
Sin poner ni un duro, las comunidades autónomas se han apropiado de las cajas donde éstas tienen su sede social aunque operen en todo el territorio nacional. Por ejemplo, la fusión Caja Duero-Caja España, conlleva que ambas entidades sumen más oficinas en la provincia de Madrid que en el resto de provincias donde operan. La Caixa y Caja Madrid tienen casi el 40% de sus impositores fuera de su respectiva comunidad autónoma.
Desde la refundación de la ley orgánica de las Cajas de Ahorro de 1985, se les dio manga ancha a los políticos y a las comunidades Autónomas, y aquí no sirven colores, las comunidades autónomas han violado sistemáticamente en las Cajas el Estado de Derecho, nombrándose juez y parte dentro de estas entidades por la auto potestad conferida de sus estatutos Autonómicos y de la ley orgánica.
Las comunidades autónomas se han conferido la potestad de tutela, control y vigilancia de estas entidades privadas. Al mismo tiempo se han reservado un porcentaje en las asambleas y en los consejos de administración con el objetivo de controlar in situ las decisiones estratégicas y las inversiones de estas entidades y para más inri, cuando una caja tiene problemas como el caso de Castilla La Mancha, las comunidades autónomas se desentienden completamente. Si no han sabido tutelar una caja qué harán con los presupuestos que les confían los ciudadanos. En este caso no se pretende entrar en partidismo alguno porque ambos partidos estaban en el consejo y ambos son cómplices del hundimiento de CCM. Primero con las prebendas e inversiones a amigos de ambos y después con los bulos de la salud financiera que la condujo a la quiebra. En este desastre los que más pierden son los ciudadanos y los trabajadores de la entidad. Hay que alabar a los políticos autonómicos por lo fácil que resulta dirigir una comunidad autónoma: los problemas son siempre del Estado que no da recursos, y cuando el Estado los otorga, éstos no aparecen ya que quien realiza la acción es la comunidad con lo que el mérito siempre es de la comunidad autónoma consiguiendo siempre un éxito a costa de otro y sin asumir la corresponsabilidad fiscal propia.
El denominado músculo financiero sólo tiene como objetivo, el otorgar prebendas a empresas afines, en muchos casos sometiendo la rentabilidad al políticamente denominado beneficio social e invirtiendo en empresas poco rentables que a la postre causan minusvalías que retraen beneficios de la obra social cuando no, como en el caso de CCM, conducen a la quiebra y, por ende, producen un enorme perjuicio a la sociedad.
Por no ceder el control de estas entidades, las comunidades autónomas corren el riesgo de hundirlas. Por ello el Banco de España tomo la decisión de traspasar los activos de la CCM a un banco, de forma que escape al control de la comunidad. Esta solución a la italiana, significa romper el paradigma de que los bancos no pueden comprar cajas y significa el fin de éstas si el legislador y eso nos atañe a todos no modifica la ley.
Es por tanto imprescindible encontrar una fórmula de separación de poderes de forma que se puedan exigir responsabilidades. En el caso de la situación de CCM, debería de ser la comunidad autónoma la que se hiciera cargo de reflotar la entidad inyectando su participación en participaciones preferentes ya que era la responsable. Si el Banco de España sustituyó al anterior equipo gestor por un equipo profesional, y este corrobora la viabilidad de la entidad, no se entiende cómo la Caja no sigue adelante.
No se comprende la decisión del regulador de concederle tantas prebendas a un banco privado, aunque pertenezca a una caja de ahorros. Cuando la solidaridad de las Cajas que aportan el fondo de garantía, deja una entidad impoluta con un nuevo equipo gestor.
En toda esta crisis, nos quedamos estupefactos, con la lamentable actitud y pasividad que están ejerciendo los responsables de la Ceca y los gestores de las Cajas. La Ceca, que está desaparecida y corre el riesgo de desaparecer, debería de estar liderando la fusión virtual de las cajas pequeñas. Si las cajas ganan tamaño la cooperación y solidaridad, un rasgo característico de las cajas, corre un grave riesgo de desaparece. La Ceca es responsable en pri mer lugar de hacer que se pierda la solidaridad y cooperación existente entre las cajas, por dejarse chantajear por las autonomías y por no ofrecer alternativas al sector ni acometer las reformas estructurales necesarias, ni solicitar al gobierno las reformas pertinentes. En segundo lugar los directivos que allí representan a sus instituciones están más pendientes de su sillón y de decir amén que en buscar soluciones a la crisis y a las exigencias del regulador; excusan la toma de decisiones y responsabilidad en costosos informes de consultores expertos y, a pesar de cobrar grandes sueldos, parecen estar más al servicio de la gran banca que al de los impositores y clientes a los que se deben.
El dialogo social parece haber descubierto de repente Alemania, pero el lobby constructor y el financiero todavía no se han dado cuenta de que en Alemania y en muchos países europeos, las viviendas por lo general están gestionadas por los grandes fondos de inversión y de pensiones que las proporcionan en alquiler, porque las viviendas protegen al patrimonio en el caso de la hiperinflación, ofrecen unas rentabilidades atractivas y, si son bien gestionadas, son rentables.
Parece mentira que un ministerio creado ex profeso para la vivienda todavía no haya sabido crear un mecanismo que permita al mercado financiero ofrecer alternativas a las titulaciones y a la construcción. Un cambio de modelo debe implicar el fin de la venta y explotación del país, para pasar a un uso acorde a la sostenibilidad. Pese a disponer de una enorme ventaja competitiva en el sistema financiero, estamos perdiendo grandes oportunidades por los devaneos políticos y la falta de iniciativas de quienes tiene el poder de ejecutarlas. La cota más alta del surrealismo español se alcanza fichando a ex políticos octogenarios para dirigir un ente o famosos ex ministros para presidir una caja y quitárselos del medio del arco político. Si con cuatro millones de parados no hay gente suficientemente preparada, apaga y vámonos
Señores políticos no manipulen en beneficio propio las leyes, déjense de mirarse el ombligo y trabajen por los ciudadanos que representan. Con cuatro millones de parados no se puede consentir las trabas continuas que ponen las autonomías al mercado, cuy o único pretexto es una diferenciación que como europeos tiende a la igualdad.