Médicos y abortos
Al día | luis del val
C omo buen hipocondriaco tengo varios amigos que ejercen la Medicina. A saber: dos estomatólogos, un anestesista, un hematólogo, un psiquiatra, un especialista en enfermedades renales, tres médicos generalistas y un oncólogo. En la lista compruebo que no existe ningún ginecólogo, debe ser por el egoísmo de la edad.
En las conversaciones con mis amigos no he visto ningún entusiasmo por la ampliación de los plazos del aborto, sí, en cambio, bastantes reticencias, y un cabreo generalizado de que una ley que van a tener que aplicar los médicos se haya redactado en el Ministerio de Igualdad, dejando de lado al Ministerio que los representa, que es el de Sanidad.
Enfados aparte, me recuerdan que la vocación médica y los estudios llevados a cabo, durante muchos años -”después de pianista es la carrera más larga-” van encaminados a salvar vidas, a aliviar el dolor, y que en toda la carrera, jamás se les había planteado, ni siquiera cuando estaban en el MIR, extraer un feto de más de veinte meses del vientre de una mujer.
Alguno recuerda una parte del famoso juramento hipocrático, como aquél que dice: «A nadie daré una droga mortal aun cuando me sea solicitada, ni daré consejo con ese fin. De la misma manera, no daré a ninguna mujer pesarios abortivos». Dicen que es un contrasentido que se les pueda procesar por aplicar una eutanasia caritativa y, a la vez, por negarse a practicar un aborto. No se preocupen: habrá médicos abortistas suficientes en las clínicas privadas, previo pago de su importe, pero lo que va a ser más difícil es que se encuentren médicos en el Insalud.
A lo mejor se debe a que yo no sé elegir las amistades, o mis amigos médicos son retrógrados, o puede que permitir deshojar la margarita, durante 22 semanas, a una menor, sea una auténtica barbaridad vestida ley.