Fascistas a la izquierda

El lamentable caso de la persecución de uno de los más importantes escritores españoles puede desvelarnos algunas claves sobre lo que pasa donde se cuecen más intensamente los sentimientos nacionalistas. Alfredo Conde fue uno de los primeros en publicar en gallego, honrado con múltiples premios nacionales y extranjeros, como el Nacional de Narrativa, el Nadal, el Grinzane Cavour, seleccionado para el premio Nobel, traducido en numerosas lenguas, es Doctor Honoris Causa por varias universidades e invitado a dar lecciones en Oxford y Harvard. Este escritor, diputado del parlamento galaico por el «Partido dos Socialistas do Galicia» y consejero de Cultura, luchó por defender y difundir la lengua gallega. Alguno de sus biógrafos dice: «Se le considera uno de los más importantes exponentes del renacimiento de la literatura en lengua gallega producido con la restauración democrática». Pero, qué desgracia, ahora se le ocurrió escribir y publicar en castellano. Horror y deshonra en la que también cayeron otros repugnantes autores como Rosalía de Castro, Valle Inclán, Pardo Bazán; repugnante lengua de Cervantes, Lope o Calderón, que aquí el lector, indigno también, lee. Por ese monstruoso pecado de hablar dos lenguas maternas, por tener dos madres y no reducirse sólo a una, ahora le acusan de traidor a la patria. Mientras, otros escritores menores se apoyan con ayudas institucionales para subir a los pedestales de efímeras famas, bien alimentados en los pesebres institucionales, ovejitas dóciles a la doctrina dogmática de algunas formas de nacionalismo que van convirtiéndose en nacional-socialismo. El fascismo, la intolerancia y el fanatismo no sólo vienen de la derecha. El caso Conde se repite en Cataluña y, con menor intensidad, en las tierras vascas.