El cambio climático veranea en Ponferrada
Crónicas bercianas | r. arias
En plena Cumbre del Clima en Copenhague se sucedieron la semana pasada dos acontecimientos en Ponferrada que salvo aquel primo negacionista de Rajoy cualquiera podría inscribirlos en esa concatenación que delata que el planeta está majara. Extraña metamorfosis climática resultó la nevada del medio siglo que cogió el miércoles por la noche a Riesco y a todo su equipo en calzoncillos, al punto que media ciudad estuvo ciscándose en ellos y en su inoperancia hasta bien entrado el mediodía del jueves. Está visto que este gobierno del PP capea con oficio cuestiones urbanísticas y económicas, pero con los níveos imprevistos sobre una olla a menos de 400 metros sobre el nivel del mar no tienen mano.
La otra rara circunstancia pasó quizás más desapercibida, pero tuvo lugar por partida doble en el modesto y a la par raquítico despacho de los socialistas en el Ayuntamiento. ¿Qué pudo haber ocurrido en relación con el cambio climático en esa mazmorra consistorial? Tal vez en ese caso haya que buscar el origen en la desorientación que el buraco en la capa de ozono provoca en las especies, porque tanto el portavoz del grupo como su subalterno Zapico, cual canguros en el pico del Morredero, presentaron sendas propuestas -”sí proyectos-” en 48 horas para desarrollar una red viaria rural y paisajística, y la propia estación de montaña.
Los negacionistas, sin embargo, atribuyen tal alteración climático-política a un excepcional calentamiento previo del casquete cerebral de los ediles que lidera De la Torre, acongojaditos ante la perspectiva de que cualquier faena que realicen será vana. Los ya no tan rumores apuntan a que la cabeza de casi todos ellos huele a pólvora. Y que tendrán que atrincherarse en General Vives para abatir al correo del jefe supremo que -”como aquel motorista de Franco que entregaba la carta de cese a sus ministros-” llegará con el nombre de la prima donna para el 2011. Y es probable que les guste tan poco, y en eso estarán de acuerdo con el señor alcalde, como al propio Riesco.
Eso si en el cásting que cuentan que encargará pronto la cúpula provincial, más clarividente y avispada de lo que yo pensaba, no aparece algún mirlo blanco -”hay algún moscón que se lo cree-” con el que plantear dudas a quienes de Valladolid a Madrid parecen tenerlo claro. A José Luis Ramón, por cierto, hace tiempo que ni se le ve ni se le oye. Los maledicentes dicen que alguien de muy arriba le ha ordenado hacer mutis y dejar a sus «compañeros» de Ponferrada que sigan ardiendo en el desasosiego.
El mismo que invade a algunos alcaldes populares por ciertos tratos de favor desde altas esferas de la Junta hacia algún advenedizo; y no es nativo de Toreno D-™or .