Diario de León

Universidades en el punto de mira

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De siete en siete | rafael monje

La deuda que arrastran las universidades públicas de la Comunidad lleva camino de convertirse en la verdadera espada de Damocles del sistema educativo y de ser la causa directa del desgaste del prestigio atávico que gozan estas ins tituciones, habitualmente idolatradas e intocables para el común de los mortales. La reciente denuncia del rector de la Universidad de León sobre la millonaria deuda que se ha encontrado al abrir el cajón que dejó su predecesor ha hecho saltar todas las alarmas, hasta el punto de lanzar la advertencia de que el pago de las próximas nóminas corría un serio peligro. Las universidades de León (27 millones de deuda) y Salamanca (40) son las que peor balance presentan, mientras que la de Burgos se eleva a 11 millones y sólo la de Valladolid se salva de este auténtico lastre económico al cumplir el contrato-programa y, por tanto, exhibir una caja saneada.

La situación es insostenible y no parece que el incremento presupuestario aprobado por el Ejecutivo regional para el año 2010 -”un 6,53 por ciento hasta alcanzar los 368 millones-” vaya a poner freno a este desbarajuste presupuestario en el que han incurrido nuestras instituciones más laureadas. Y las razones de este desaguisado son varias, desde la pura gestión económica a la forma de elección de los rectores, pasando por el excesivo coste de mantenimiento de los edificios, el aumento del profesorado, la pérdida de alumnos y la nula voluntad por concentrar las titulaciones más deficitarias. También hay que recordar que son entidades subvencionadas y que deberían rendir cuentas ante la sociedad que las sustenta, porque la legítima autonomía de funcionamiento que demandan en nada tiene que ver con una fiscalización adecuada de sus gastos e ingresos. No se entiende por ejemplo que desde la Administración competente no se penalice una gestión deficitaria y, en cambio, se trate por igual a las que sí cumplen con creces los objetivos marcados, lo que evidencia una falta de supervisión por parte de la Junta y de los órganos de control establecidos para ello.

Las universidades adolecen de graves problemas y la deuda es sólo la punta del iceberg. No es normal que las universidades de Salamanca y Valladolid hayan perdido un 30 por ciento de alumnado en los últimos quince años y que, por el contrario, sus infraestructuras hayan crecido en metros cuadrados un 25 por ciento más que en 1995. Este simple dato revela por sí mismo un a enorme incongruencia y viene a dar la razón a quienes critican que las subvenciones de la Junta dan para el mantenimiento de edificios y poco más. ¿Hay menos alumnos pero se necesitan más espacios? O sea, todo un disparate.

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