Gente de aquí | Canto del Ramo Leonés
León agota las cartas a los Reyes Magos
Queridos Reyes Magos:
Aunque sea un poco tarde, tenéis que tener en cuenta que esto es León; a fuerza de quedar los últimos en los repartos, se cogen malas costumbres. Este año no es cuestión de pedir nada nuevo; con lo que queda pendiente ya vale: que se haga la León-Valladolid para que venga al menos lo mismo que va; que el aeropuerto tenga vuelos de bajo coste con destinos internacionales, en vez de bajos vuelos locales; que el AVE se lleve de una vez el paso a nivel del Crucero para que el cruce sea más rápido hacia Asturias y Ponferrada; que la capital no se quede como Santas Martas: que tenga tren de Feve soterrado pero también tranvía; que el carbón no sea sólo para los malos, aunque sean suficientes para garantizar la demanda de un siglo, y que los buenos no tengan que llorar a cuencas llenas; que las administraciones no cortocircuiten a La Bañeza por un quítame allá esas zepas como excusa; que 1.100 años sean algo más que un pin para los que siempre quieren colgarse la medalla; que el patrimonio no pierda su esencia, ni lingüística ni física; que los libros de secundaria no se libren de lo que fue la historia leonesa; que los que miran para los pantanos como un derecho no olviden que donde había pan se lo llevó el agua; que la Sama-Velilla sea un no pasarán, una bandera con la que ondear que esta provincia tiene cimientos más altos que sus torres; que San Glorio sea estación de esquí para que crezcan como poco un 50% más de niños leoneses que de osos en la montaña oriental leonesa, sin perder ni un plantígrado; que los agricultores den grano y no reciban paja; que los ganaderos no sean ordeñados; que el monte sea de los pueblos para no tener que echarse a él; que el mundo rural sea más sostenible que los eslóganes de las instituciones y los peinados de las ministras; que la palabra de un hombre valga como el apretón de manos de un tratante; que los paisanos no se avergüencen de llevar boina cuando les quieran ahogar los de las corbatas; que los bancos no sean de piedra; que los ahorros de los leoneses no se los lleve el Duero, ni que nadie aproveche a pasarlos por el Pisuerga; que los peajes no sean deudas; que los leoneses puedan tener una tercera alternativa entre los malos políticos y los políticos malos; que nadie reclame la cabeza del mensajero; que la Junta no se encastille y el Gobierno no zapatee sobre la cabeza de los leoneses; que entre la Diputación y el Ayuntamiento no haya que dirimir cada día el dilema de los Reyes Católicos: si tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernández; que el trabajo no se vaya con el Alsa de los domingos por la tarde...
Que León sea León. Solo.