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Gente de aquí y allá | Lúcidos en busca de alternativas

La luz de un Sol eterno y generoso

Caja Madrid y Joaquín Araújo presentan la exposición La Lucidez de la Luz, un clamor por la energía renovable

La Lucidez de la Luz se expone en el Auditorio Ciudad de León hasta el 28 de febrero.

Publicado por
L. URDIALES | REDACCIÓN
León

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Lucidez juega con luz igual que ese no se qué que queda balbuciendo. Lo que dijo el poeta vale para lo que predice el científico, empeñado en que la sociedad emprenda una carrera de relevos hacia la conquista de las fuentes de energía sostenibles, renovables. ¿Quién mueve al hombre? ¿qué las mareas, las costumbres, los usos, los descansos laborales, las migraciones? Joaquín Araújo y Caja Madrid exponen en León una muestra simplificada del proceso. El Sol, principio y fin. Quien se complica es el hombre, el que domina la tierra. «Mirar hacia otro lado que no sea el Sol supone andar a mamporros con la atmósfera, con el paisaje y con nuestros pulmones para aprovechar algo que es tacaño, peligroso, inseguro, caro y feo», dice el naturalista, comisario y autor de la exposición sobre respuestas energéticas que se instalará hasta el 28 de febrero en el Auditorio.

La primera está en la sociedad que ha mullido desde hace décadas una dependencia energética que Araújo denomina «influjo bulímico» por las ansias de consumir más energía de la necesaria. El abuso del ascensor para bajar una planta o el coche para recorrer distancias inferiores a tres kilómetros son parte de la vida moldeada por el ansia de consumo de energía que no es precisamente la que envía el Sol. «No, que es un proporción 15.000 veces mayor de la que necesita este planeta», ajusta el científico que ha pintado sobre la exposición dos sendas con dos indicadores: el que apunta a dónde vamos se cruza con torres de alta tensión (en León, la soga en casa del ahorcado), imágenes de complejos industriales que escupen CO 2 como fuego los dragones «que desde la era industrial el planeta ha consumido lo equivalente a 15 jornadas de iluminación solar», avisa Araújo; la indicación que sugiere a dónde deberíamos ir señala directamente al Sol; al mismo Sol que calienta a los reptiles, empuja a las aves al vuelo y agita los mares; ese Sol que queda balbuciendo.