«Los reclusos son hijos de Dios»
Munilla también ha prometido tener el trato «más cercano posible» con las familias de los presos, sin distinguir si éstos son de la organización terrorista o no, ya que los reclusos son «hijos de Dios», lo que «no quita» para que se «inste a la conversión» a los que han cometido delitos y «no están arrepentidos».
En su opinión, la Iglesia «está sembrando semillas de pacificación» en el País Vasco cuando «predica el Evangelio, el perdón y la tolerancia», aunque no ha descartado que «si en algún momento extraordinario» se le solicita «algún tipo de intervención» en esta materia, «siempre ha estado dispuesta, no aquí, sino en todas las partes del mundo». Munilla ha opinado que la Iglesia no interfiere en la política «ni está para hacer valoraciones de los gobiernos», sino que se limita a elevar «una palabra de discernimiento» sobre aspectos concretos «contradictorios con el bien común», como el aborto, un asunto «prepolítico», ya que «la vida de un niño que está en el seno de su madre no es un valor de derechas ni de izquierdas».