Y, por fin, en el oasis del Obradoiro

Levantaron la expectaciónj por donde pasaban. Aquí, a su paso por León, a mediados de enero, compusieron una estampa que parecía sacada de las mil y unas noches al cruzar el puente del Passo Honroso. Al final consiguieron su objetivo.

El grupo de 8 peregrinos, 4 de Sevilla y 4 de Valladolid, llegó ayer a la plaza del Obradoiro. A su llegada ante la Catedral compostela el portavoz del grupo, Javier García Álvarez, director del centro ecuestre El Centauro», destacó a Efe la «hospitalidad» que recibieron a lo largo de los quince días que duró la peregrinación: «la gente de volcó con nosotros, no sólo los peregrinos sino también los habitantes de los lugares por los que transcurre la ruta jacobea». «Aunque al principio la gente se sorprendía y se asustaba un poco al contemplar la caravana de camellos, enseguida pasaran de mirarlos con asombro a mirarlos con cariño».

La peregrinación la integraban miembros de las familias Javier García, de Valladolid y Jesús Vázquez, de Sevilla, que trabajan habitualmente con camellos y dromedarios la primera y con carruajes de caballos la segunda. La caravana, que en un principio se inició con 8 personas se incrementó hasta llegar a formar un grupo de unos 30 peregrinos, a los que ayudan a transportar sus efectos personales.

García Álvarez recordó que durante el recorrido del Camino padecieron temperaturas de hasta 9 grados bajo cero y que tuvieron que caminar por zonas de O Cebreiro que tenían más de 40 centímetros de nieve.

La caravana realizó la última etapa de la peregrinación desde O Monte do Gozo a la Plaza do Obradoiro, a donde llegaron a las nueve de la mañana de ayer, acompañados por miembros de Protección Civil y agentes de la Policía local, además de numerosas personas.

El Año Santo Compostelano va a proporcionar, sin duda, imágenes insólitas. Esta va a quedar en la retina de cuantos tuvieron la oportunidad de verla.