Diario de León
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La actividad antimicrobiana se midió determinando la cantidad más pequeña que se necesita de un agente para inhibir el crecimiento de un microorganismo, valor llamado Concentración Mínima Inhibitoria (CMI), de manera que cuanto más pequeño sea este valor, mayor potencia antimicrobiana tiene el compuesto. De todos los compuestos ensayados, resultaron más eficaces frente a S. aureus y B. cereus el sintético TBHQ y los naturales carvacrol e hidroquinona. En el caso de P. fluorescens y E. coli el compuesto sintético más eficaz fue el galato de octilo y dentro de los naturales el carvacrol. Observamos que en el caso de E. coli y P. fluorescens (bacterias Gram negativas) es necesario una mayor cantidad de compuesto, tanto natural como sintético, para conseguir un efecto antimicrobiano, pudiendo ser debido a la existencia de una membrana externa que rodea la pared celular, que restringe la difusión de los compuestos hidrofóbicos a través de la cubierta polisacarídica.

Si bien los compuestos sintéticos son los que han mostrado una mayor capacidad antimicrobiana con las bacterias estudiadas, esto puede no ser un comportamiento general con cualquier tipo de bacterias. Además, hemos encontrado que, compuestos naturales como hidroquinona y carvacrol también son eficaces como antimicrobianos y pueden significar una alternativa a la utilización de los sintéticos, por cuanto no muestran efectos perjudiciales para la salud humana. Por ello, actualmente nuestro grupo de trabajo está estudiando combinaciones de estos antioxidantes naturales que pudieran potenciar el efecto antimicrobiano individual de alguno de ellos, lo que facilitaría las aplicaciones tecnológicas de dichos compuestos, sobre todo en el campo de la industria alimentaria, ya que la utilización de concentraciones más bajas de estos posibilitaría un equilibrio entre eficacia antimicrobiana y aceptabilidad sensorial.

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