Cornada de lobo | pedro trapiello
Aspaviento fatal
A los robledales de Omaña, como a tantísimos más, ya no se entra apeando como se apeaba cuando el butano aún no había desplazado a la leña en la lumbre de unos pueblos que devoraban sin remisión todas sus «suertes» del monte. Ahora, ni queda gente en esos pueblos, ni afán de andar a leña, así que el «monte» se tupe, «la mata» regenera y al roble, a la encina y al «monte bajo» le salen patas y avanza. Hay más monte bravo que hace setenta años. Los primeros en saberlo han sido los bichos; y nosotros, los primeros en olvidarlo. Les acosamos y se largan, mueren o espabilan. En esos montes que el abandono ha dejado al fin tranquilos campa fauna que llevaba siglos ausente de esos parajes. El corzo, por ejemplo, llega hoy a las puertas de la ciudad porque un espeso corredor de viejo robledal le lleva a salvo de espantos de aquí a Campohermoso entre el Torío y el Curueño... o se cuela por Camposagrado soñando Babias para quedarse en Lunas. ¡Quién se lo iba a decir hace sólo unos años a los pueblos que todo lo cazaron y trampearon por hambre puta o por puta calderilla!
Gracias a que ya no se hurga y se hoza tanto en los montes, una especie en concreto está logrando aplazar su mala suerte, suerte de mala muerte, pues está declarada en vía de extinción: el urogallo. En los montes de Omaña y Cepeda se les ha venido siguiendo ultimamente casi al rabo. Están allí. Hay cantadero. Es incontestable. Pero en una de sus visitas de control, los biólogos se encuentran con que irrumpen maquinarias y «aspavientos» con su estrépito, obras y pistas (una de ellas exactamente encima de un asentadero). Se trata del «parque eólico Valdesamario». Inconcebible. El paraje está sujeto a leyes estrictas. Denuncian la salvajada. Ni caso. Cuatro investigadores de esta Universidad (Purroy, Ena, Fuertes y González) hacen una declaración enérgica: el urogallo leonés es el más meridional y raro del mundo, cualquier alteración en tiempo invernal o de celo puede ser fatal para su supervivencia, ha de pararse toda obra, el atentado es extraordinariamente grave. Ni puto caso. Sigue la obra y sus trece. No querrán ver que todo lo que den esos molinos será puta calderilla en la tumba del último urogallo.