El paisanaje | antonio núñez
Patético
Este articulillo va dedicado a los pobrines jubiletas cazurros que cada invierno acarrea el Inserso hasta Benidorm para que acaben en mojama y no en cecina de Vegacervera. Que no se les olvide al sol de allí dejar una limosma, qué menos de un euro, para el presidente de aquella autonomía tan acogedora, señor Camps, que sólo ha logrado ahorrar dos mil euros para la vejez después de siete años en el cargo.
El boletín oficial de la Comunidad Valenciana, una de las más prósperas de España según los bancos del mundo mundial, acaba de publicar el patrimonio personal de sus principales políticos. Y de acuerdo con el dicho boletín el presidente don Francisco Camps dispone únicamente de novecientos euros en una cuenta corriente propia, así como de mil cuatrocientos más a medias con su mujer que tiene una farmacia. A eso se le llama cariño dosificado, porque lo de recoser los trajes es otra cosa. En la declaración patrimonial le añade un buga Saab de hace catorce años, un piso a medias de cien mil euros -”no se especifica con o sin hipoteca-” y un plan de pensiones privado de otros ocho mil eurines. Puta miseria después de más de dos trienios en la poltrona, a razón de cien mil euros al año, más comisiones, gastos de representación, comidas, cenas y coches oficiales. La señora quizá ahorró algo dándole la vuelta a las solapas de los trajes o poniéndole codillos en las mangas.
Se están cachodeando del personal y de los parados que están a la luna de Valencia. La alcaldesa valenciana Rita Barberá, por ejemplo, dice no tener piso, aunque sí un coche Lancia Delta de hace otros veinte años. Debe de consumirle poco y ser muy apañada porque después de la tira de quinquenios en el cargo declara un patrimonio de trescientos mil euros repartidos en acciones y siete depósitos bancarios. Esta, por lo menos, tiene con qué pagar el alquiler. También un plan de pensiones de doce mil eurines, por si acaso el ministro Corbacho. A su vez, el ex director general de la Policia, Juan Cotino, asegura tener casi dos millones de euros de los de antes de Roldán. Probablemente por lo abultado de la declaración sea el único que esté limpio de pecado y por ser del Opus, según las malas lenguas.
Hay otras perlas menores por Benidorm, aparte de la madre de Leyre Pajín, que está de teniente de alcalde y dice que pierde dinero. Por ejemplo el nuevo secretario regional del PP declara un Jaguar-XF, otro coche de baja cilindrada y cuatro inmuebles que suman en total cien mil euros. Cuando quiera le compro el lote, pero no me hago cargo de las dos hipotecas de doscientos y pico mil euros que dice tener también con los bancos. A ver cómo se comen esas garantías financieras, lo mismo que las de Ricardo Costa, su antecesor en el cargo, el que era segundo de a bordo de Camps cuando lo apearon: mil quinientos euros en números rojos.
Va usted al banco con este patrimonio para pedir un crédito y no le dan ni los buenos días. Estamos hablando de Valencia, pero traslade el lector los nombres a León y a lo peor se encuentra con lo mismo. Piense, sin ir más lejos, en los diputados de la Diputación o en los concejales de su ayuntamiento. Y, ya si me apura, en el pedádeo del pueblo, aunque servidor conoce a uno que es honrado. No quiero decir quién, porque es amigo y sería una deshonra para el partido. Servidor tiene una niña en edad de merecer que se estaba ligando a un farmaceútico para buscarse la vida o, en su defecto, a un alcalde. «Ni se te ocurra con el mancebo de botica», la he amonestado paternalmente, «porque mira lo que le pasa a Camps».
Igualmente sería vano divagar sobre el patrimonio sobrevenido de los políticos. Como diferenciar latrocinios de guante blanco con los de, pongamos, los bestias del cabrón del Rafita. Éste último es un macarrilla que no tiene media hostia en la comisaría, pero se chulea por la calle. Otros delincuentes también, pero sólo aquí y no en el país de Obama.
Al Capone, por ejemplo, no acabó en la cárcel por mafioso. Que lo era.
Sino por evasión de impuestos.