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Cornada de lobo | pedro trapiello

¿Quién subió eso?

Publicado por
pedro trapiello
León

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El paisaje que entra por la ventana tras la que escribo es de una ciudad vieja, muy vieja, y tiene muchísimo que contar. La Catedral y la torre del Mercado descollan altivas sobre el barullo de tejados de una manzana de casas abandonadas y desvencijadas. Son la espalda de Puertamoneda con su tumulto de patios, tendejones y corrales destartalados donde se suicidan las tejas, los aleros y las contraventanas podridas. Festonea el conjunto un lío total de retranqueos, buhardillas, chimeneas, antenas requeteoxidadas y alguna parabólica que redondea el vistazo. Todo este paisaje urbano y añejo queda enfajado por una doble cerca de morrillo amurallado. Ocupa la mitad de todo lo que diviso desde aquí porque la tengo a una cuarta. La cerca interior es medieval; es más alta y vieja, ocho metros tiene y ocho siglos la nombran. La exterior es la mitad de alta y las dos nacieron almenadas y así se las vio en los tramos librados de la devoración de los tiempos. Otros se reinventaron anteayer como si hubieran salido de una caja de exin-castillos. Así lo parece el que sale de San Francisco en una calle ciega. Es murallita firulí, rehecha hace nada y, ya ves, se le caen los morrillos de la cresta. Las reparaciones se suceden. La inclemencia hace lo suyo, pero el resto lo pone con empujes y meadas la peña que hace botellón en este tranco de Las Cercas cada fin de semana, arrancando además los morrillos flojos para ensayar estrépitos.

Hace unos días llegó una cuadrilla de operarios para limpiar los altos de la cerca auténtica. Apearon muchos carretillos de tierra donde crecían hierbas y plantas espontáneas que parecían un penacho de risas contra la muerte y la secura. Allí estaban avenas, gordolobos, amapolas o pan de pajaritas. Nadie las regaba. En primavera verdeaban su insulto. En el estío se doraban, encanecían. Crecían sobre una montonera de tierra negra y fértil que alguien, alguna vez y por alguna poderosa razón había subido hasta allí. Tuvo que ser mucha fuerza mayor la que moviera a un leonés a tomarse tanto esfuerzo; gran enigma; tiene artículo; y una teoría; te la cuento mañana; ahora sólo me urge rogar el indulto de unos pocos lirios morados que crecen en la mismísima cresta de estas Cercas. Por favor.