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Cosas de aquí | El nuevo rey del río

El lobo acuático de los valles del Esla

La masa de agua de Riaño se afianza como hábitat preferido para las colonias de cormoranes en León

Publicado por
L. urdiales | redacción
León

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El cormorán habita en Riaño. Buena nueva para los pesimistas que después de tantos años no encontraban sentido a la masa de agua artificial que cubre el valle. El cormorán sí ha sabido dar una explicación al valle; desde que se hizo inquilino de los ríos leoneses, principal objetivo de las maldiciones de los pescadores, este artista del picado, que lo mismo hace banquete de una boga que de una trucha, comenzó a marcar el terreno, a conquistar el espacio. Y en ese ánimo de abandonar las ancestrales costumbres nómadas, empujado por la tendencia natural de saciar necesidades fisiológicas y encontrarse a gusto en el entorno, oteó en alguno de esos vuelos en formación a la que se deben las aves gregarias la masa de agua de los valles altos del Esla. Le debió parecer un lugar familiar, como el que sus antepasados más próximos, quizás los de la anterior generación, o la inmediata, habitaban por colonias en las costas orientales del Adriático, o al otro lado de los Balcanes, donde fue rey del estrecho del Bósforo, del mar Negro, de los estuarios de Ucrania y Rusia, de los plácidos veranos del Báltico. Bien mirado, los valles profundos, las montañas agrestes, los bosques frondosos que se deslizan ladera abajo hasta lo que antes era prado o aclarado y ahora es orilla, tienen algo de esa postal de hábitat que el cormorán manejó durante siglos en los ricos mares que dominó. El cormorán que se zambuye en este fiordo inventado en el norte de León trae en sus alas otra historia de supervivencia, cuando emprendió la huida de esas zonas del este de Europa, hostigado por las guerras de los humanos, los zumbidos de las bombas o más al oriente, aún, por la amargura del petróleo cuando se mezcla con el agua. Y ahí se encuentra, en el valle del Esla, esquina valle de Hormas, alineado en escuadrones, con sus 14 plumas remeras, la sotana permeable que pone a secar cada vez que se zambuye para acrecentar el mito que le pinta como lobo; lobo con pico.