ROLDÁN SALE DE LA CÁRCEL
Luis Roldán: "Ya no tengo que venir a dormir y estoy libre"
El ex director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, ha firmado hoy su carta de libertad y ha dicho, tras cumplir con el trámite en el Centro de Inserción Social Trece Rosas de Zaragoza: "Ya no tengo que venir a dormir y estoy libre" .
En unas breves declaraciones a los numerosos periodistas que le esperaban a las puertas del centro, donde ha llegado poco después de las 08.30 horas y donde ha estado menos de quince minutos para firmar los documentos de su puesta de libertad definitiva, Roldán ha declarado: "se ha cumplido un trámite de acuerdo con la ley penal" . "Yo he pagado por lo que he hecho" , "duramente" , mientras que "otros no han pagado por lo que han hecho" y "se han ido de rositas o casi rositas" , ha dicho Roldán, quien ha recalcado que ahora su intención es llevar "una vida normal en Zaragoza" , como lo ha hecho en los últimos cinco años que ha vivido en la capital aragonesa, acudiendo a dormir al centro de inserción social Las Trece Rosas.
Sobre el paradero del dinero del que se apropió, Roldán ha insistido en que ya ha dicho todo lo que tenía que decir al respecto, y es que en el año 1994, en Ávila, Fernando Paesa dijo "que lo tenía él, que era suyo y se fue por la puerta con las manos en el bolsillo" .
Después, a raíz de las declaraciones del ex director de la Guardia Civil en la sala que le juzgó, se abrió una investigación por un juzgado pero Roldán, ha recordado él mismo, "nunca" fue citado para tomarle declaración o solicitar algún detalle, por lo que el delito prescribió, porque "no hubo ninguna actuación" . "No intentaron buscarlo, ni localizarlo, ¿Por qué? También dije que eso se lo pueden preguntar al comisario Antonio González, que fue el que dirigió la operación, porque seguramente sabrá el pacto al que llegaron con él" , ha recalcado.
Roldán no ha querido hacer más declaraciones y ha apuntado, para concluir: "Si me permiten, no alarguen la falta de libertad ustedes ahora" , para continuar su camino y coger un autobús hacia su casa, esta vez con un papel en el bolsillo que le acredita que está en libertad definitiva.