Gente de aquí | Anteayer fue Lázaro
Menú del día para el quinto de Cuaresma
El domingo Tortillero pervive de manera ancestral en zonas del este y del sur de la provincia leonesa
Hay pueblos de León, en esos en los que la despoblación no ha acabado con las gallinas, y de paso con la gente, que en el quinto domingo de Cuaresma se dan banquetes de tortilla. La tradición se mantiene como gesto de hermanamiento tan viejo como los tiempos desde que el hombre se asentó en esta tierra. Tuvo causa de fiesta primaveral. Hay quienes defienden que no tuvo más origen que la costumbre pagana de celtas y romanos de iniciar a las mocedades de entonces en la experiencia sexual y el apareamiento; los jóvenes se encontraban entre prados y la espesura de bosques frondosos para compartir juegos, comida y bebida. Así el alterne fluía con más comodidad. Eso podía ser una fiesta de primavera pagana, un despertar a la vida tras los fríos invernales que seguro no gustó demasiado entre la doctrina más ortodoxa que deriva de la religión cristiana. Pero aún así la fiesta se mantuvo, la huida al campo con la tortilla, los fiambres y la miel en la cesta; ahora se le adjudicó a la conmemoración del milagro de la resurrección de Lázaro, el levántate y anda.
La liturgia reserva para este quinto domingo de Cuaresma el relato evangélico de este milagro; y, ocasionalmente, después de escuchar misa, la gente de los lugares en los que la tradición pagana se ajustó a los límites religiosos se abandonaba al compadreo y al manjar. Correr la tortilla, se llamaba, se llama, en algunos lugares al gesto generoso de compartir con el vecino la tortilla que para serlo cumplía con un ritual impertérrito; iban los jóvenes a la casa de los padrinos y madrinas a recoger los huevos, aguinaldo de marzo, y base del banquete y la fiesta campestre que había de disfrutarse hasta bien entrada la tarde. Permanece el Domingo Tortillero en la costumbre de la gente que honra la herencia cultural de los antepasados, generación tras generación. Lázaro, quinto domingo de Cuaresma, se celebra con tortilla allí donde la despoblación no acabó con los pueblos y la gente; y con las gallinas.