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HOSPITAL VALL D'HEBRON

Identificado un marcador que detecta la esclerosis múltiple tras el primer brote

El descubrimiento aclara si los síntomas son la antesala de la enfermedad o algo puntual.

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Europa Press / BARCELONA

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El grupo de investigación en Neuroinmunología Clínica del Instituto de Investigación del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona (IR-HUVH) ha identificado un marcador asociado al desarrollo de la esclerosis múltiple en pacientes que han presentado un primer brote de esta enfermedad.

La identificación es relevante dada la dificultad de los médicos de determinar si estos brotes constituyen el antesala de la enfermedad, o se trata de meros síndromes aislados que no se repetirán en un futuro.

La investigación, que publica la revista Annals of Neurology, demuestra que una elevada respuesta inmune frente al virus Epstein-Barr (EBV) es un factor asociado con el desarrollo de la enfermedad neurodegenerativa crónica.

DESARROLLO DE LA SOCIEDAD

El objetivo del estudio era "determinar las respuestas inmunes frente a diferentes virus que se han considerado en alguna ocasión posibles desencadenantes de la esclerosis, en pacientes con síndromes clínicos aislados y evaluar el potencial valor de estas respuestas inmunes para predecir el desarrollo de la enfermedad", ha explicado el principal responsable del estudio, Manuel Comabella.

Estos síndromes clínicos aislados resultan ser en algunos casos el inicio de la enfermedad y en otros, se limita a ser un trastorno puntual que remite de forma espontánea.

Por tanto, con la aparición de estos síndromes, no basta para determinar qué individuos desarrollarán la enfermedad. El diagnóstico definitivo suele retrasarse tanto por el carácter transitorio de la enfermedad en sus inicios, como por los largos periodos de tiempo que separan unos brotes de otros, así como por la ausencia de una prueba totalmente específica para identificarla.

Dada esta falta de una prueba específica, la búsqueda de factores pronósticos de la esclerosis múltiple es de gran interés entre los investigadores, con el fin de prever la evolución de los pacientes que han presentado síndromes clínicos aislados y poder establecer lo antes posible el tratamiento más adecuado en cada caso.

En el estudio se analizaron las respuestas inmunes de 147 pacientes con síndromes clínicos aislados frente a los antígenos --moléculas ante las cuales el sistema inmune reacciona al reconocerlas como una amenaza-- del virus Epstein-Barr, el herpesvirus 6, el cytomegalovirus --los tres de la familia del 'herpesvirus'-- y el virus del sarampión.

Los pacientes del estudio tuvieron una media de seguimiento clínico de 7 años y los resultados se compararon con un grupo control de 50 personas. "Los resultados indican que existe una elevada y selectiva respuesta inmune frente al 'EBNA1' (un antígeno del virus Epstein-Barr) en pacientes con síndromes clínicos aislados y esta respuesta podría ser utilizada como marcador pronóstico de la esclerosis múltiple", ha puntualizado Comabella.

PALIAR LOS SÍNTOMAS

La esclerosis múltiple es el trastorno neurológico más frecuente entre los jóvenes después de la epilepsia y sus síntomas suelen manifestarse entre los 20 y 40 años de edad. Las mujeres son dos veces más propensas a desarrollar esta enfermedad para la que no existe ningún tratamiento curativo. Los tratamientos disponibles están dirigidos a modificar la evolución de la enfermedad y a paliar los síntomas.

En la esclerosis múltiple el propio organismo emprende un ataque inmunológico contra sí mismo que daña la mielina, una sustancia que recubre las fibras nerviosas.

En consecuencia, la habilidad de los nervios para conducir las órdenes del cerebro se ve interrumpida. Estos fallos del sistema inmunológico se atribuyen a una predisposición genética en combinación con factores ambientales como son las infecciones por virus.

En concreto, el virus Epstein-Barr (EBV) se considera, desde hace tiempo, como uno de los posibles factores biológicos implicados en el desarrollo de la Esclerosis Múltiple. El virus de Epstein-Barr es de la familia de los herpesvirus y es muy común entre humanos, aunque muchas veces no supone desarrollar ninguna enfermedad. Es conocido por ser el causante de la mononucleosis infecciosa, también llamada la enfermedad del beso.