Diario de León

Sólo el 10% de los que intentan dejar de fumar cada año lo consiguen

Los fumadores españoles han pasado de representar hace una década el 36% de la población adulta al 27% de hoy en día, según destaca la ministra de Sanidad

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Carlos Mínguez | madrid
León

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Sólo el 10% de los dos millones largos de españoles que cada año se proponen dejar de fumar, un propósito que muchas veces coincide con el arranque de un nuevo año, lo consigue de forma definitiva, según cálculos del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo.

Y en torno al 80% de quienes superan tan difícil reto, estima el portavoz del citado Comité, Rodrigo Córdoba, lo hacen «a pelo», por voluntad propia y sin ningún tipo de ayuda.

Así, «a pelo», volverá a intentarlo Belén Escudero, que desde los 16 años -ahora ha superado los 40- vive enganchada al tabaco. «He tratado de dejarlo cuatro veces. En serio, en serio dos, pero sin éxito. He probado todo, incluido últimamente un cigarro electrónico».

Gracias a la acupuntura pasó seis meses sin coger un cigarro. Eso sí, previo pago de 300 euros, no olvida Belén, quien pronto sucumbió de nuevo a la tentación, aunque ha conseguido pasar de un paquete largo a fumar «entre diez o doce» cigarrillos al día. «Para dejarlo -dice- sé que me tengo que levantar una mañana con el propósito firme. Tarde o temprano lo voy a conseguir».

Pequeño logro. El psicólogo Ignacio Fernández duda de la efectividad del dejarlo «a pelo». «Es un error -”asegura-” porque el riesgo de recaída es mucho mayor. Dejar de fumar no es un proceso cien por cien mental, sino psicofarmacológico. De ahí la necesidad de ayuda profesional y de tratamientos empíricamente evaluados».

En España, según la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, los fumadores representan el 27% de la población adulta, un porcentaje todavía importante pero, en cualquier caso, menor a ese 39% de hace una década.

Al descenso en el número de fumadores han contribuido también leyes como la que entró en vigor el 1 de enero del 2006, que prohibió fumar, entre otros lugares públicos, en los centros de trabajo. Prohibición que el Gobierno quiere endurecer en breve, haciéndola extensible a todos los locales de ocio.

Aunque haya, eso sí, que rascarse el bolsillo, pues la sanidad pública casi nunca financia los tratamientos.

«Es contradictorio que nos animen a dejar de fumar, que se prohíba incluso en muchos lugares, medida con la que estoy completamente de acuerdo, y luego la Sanidad pública no financie los medicamentos y otros productos (parches y chicles con nicotina) que ayudan a que el resultado final sea exitoso», argumenta, en declaraciones a EFE, el farmacéutico Jorge Fernández Lomana.

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