En las andadas

Tú no te llamas. Te llaman. Te ponen un nombre. No te lo pones, aunque si hubiera dependido de tí, apostaría a que te hubieras puesto César Augusto. Los nombres de los lugares los ponen generalmente los lugareños, pero no siempre. Pioneros, nómadas y viajeros también clavaron los suyos con estaca o pedrángano. Y aún más, los escribanos zurdos que tocaban de oreja, los párrocos algo zotes arando en el libro de partidas y los secretarios rodantes que estaban hoy aquí y mañana en Cádiz. Estos tipos tuvieron mucha culpa de dejar escrito un nombre que sólo pillaron de oreja o de reojo y, así, muchos errores y erratas lograron cuño oficial. ¿Qué decir: Bierzo o Vierzo, pues de las dos formas ha valido y estampadas están?

Al Saliambre de bosques y vértigos lo llamaron así porque corría por su hondón un río Salia que el andar convierte en Sella. Salia y Saliambre se agüeldan, pegan. Hace cuatro siglos se escribía Saljambre, con jota que no lo era. La i latina usada entonces en imprenta tenía rabo largo hasta parecernos hoy una jota. Pero hace cuatro siglos, leían Saljambre y seguían pronunciando Saliambre , como siempre, sonando dulcemente. Pero hete aquí que un buen día, algún secretario sabihondo, un cura de escritura cejijunta o un maestrillo metido en etimologías, viendo tan reiterada esa jota en los escritos antiguos, determinó que era tal, así que jota al canto, se insistió después en la grafía jotera y con Sajambre se quedaron los sajambrinos. Tuvo que costarles mucho tiempo ir tragando esa jota, pero jota les pusieron y con jota se quedaron como si San Joderse hubiera caído en domingo.

Y ¿qué hacer ahora? ¿Restituímos el nombre original, el bueno que estuvo en vigor veinte siglos y que algún mastuerzo, dictador o extraño corrompió en su día? ¿Hacemos batalla? ¿Metemos moción o comunicado de orgullo leonés agraviado? ¿Añadiremos a partir de ahora en señalizaciones viarias, mapas y documentos el nombre de Saliambre ? Pues ya vendrá un tonto a las tres o un listo a las cuatro diciendo que es el genuino, el lleounés más vetusto, Saliambre , el de la honda raigambre (va por usted, maestro Roderavich). Y mañana hablamos de la Cruz de Ferro, que está en estas andadas.