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Cornada de lobo | pedro trapiello

Mucha Sara

Publicado por
pedro trapiello
León

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Tómelo don Urbaneja como quiera, pero debería doblar el lomo y presentar disculpas y respetos a Sara Carbonero, periodista presentadora, colosal en su papel, en su eco mediático no buscado y en su guapura total, mujer con talla y sin escandalera, un ejemplo nada usual en las corralas televisivas donde mandan escotes, chuminadas con chumino y guiri gays de tombolero. Me admira (y a todos) esta chavalota seria, correctísima en el decir, templada en modos y discreta en sus asuntos. Lo hace de libro. No se exalta ni grita ni berra como el montón común de periodistos y periodistas deportivas con su machorrismo desgargantado metiendo goles y chismes por la oreja con barreno. El tono de la Carbonero es de relato, es normal. No imita ese soniquete pedorri de arriesgado corresponsal trascendente tan de moda hoy en informativos o telebobadas. No necesita convertir un bordillo de acera en la cara norte del Naranjo del Bulnes como hace tanta reporterilla vocinglera callejeando reportajes de chichinabo, o sea, «hoy cocinamos chichis y mañana nabos». En fin, esa mujer es más que joya, joyón; y no sólo por lo que deslumbra su cara, esa belleza total y apabullante que llena pantalla sin hacer carita, posturita o bromita y dándoles a todas ellas ojazos con honda, sino por su compostura, por su aire de mujer que no tiene que demostrar nada ni pillar cacho o ventaja por ser un bellezón privilegiado... y por su profesionalidad.

Al respecto, un argentino palabrerito y babosu decía en «Radio La Colifata»: « todo lo ladrone ehtamo enamorado de la besha Sarita... ¿quién no soñó con ser Casishas para que sólo esha le meta los goles por la oreja? »... Pues igual este país en su mitad varona; y diría que también en el secreto impulso lésbico que duerme en toda mujer, pues a ninguna he visto que la Sara le estomague poniéndole reparos o asquitos, cosa normal entre el mujerío ante bellezas envidiables o irritantes.

Y no ha sido gafe ni óbice para la selección o el periodismo, como se vaticinó, bien al contrario. Ya es nuestra tele-reina de la tele-guapura. Quizá por eso alguien creó en Facebook una peña con el lema « Seguro que cuando vio a Sara Carbonero el Príncipe se cagó en todo por impaciente ».

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