Cornada de lobo | pedro trapiello
Relaciones íntimas
Todo militante socialista tiene recetada la monogamia sindical por decreto. Nada de alegrías o de amor obrero por libre: la Ugeté y se acabó, ni se discute. Aquí no vale el divorcio ni el Opus Gay . Ugetista para toda la vida hasta que la muerte os separe... y ríete de los curas.
Está claro, pues, que todos los políticos socialistas han de ser de la Ugeté . Lo que no es tan evidente es que el amor sea recíproco. ¿Votarán socialista todos los afiliados de este sindicato? Todos, jamás. Zapatero lo sabe y lo teme; por eso la espantada ante el morlaco que podrían soltarle en la corrida de Rodiezmo, después de anunciar Méndez que no acudiría si iba el inquilino de La Moncloa. Cayendo lo que cae, el obrerío anda rechinando y, cuando tenga que levantar el puño al oir La Internacional , algún sindicalista no podrá impedir que le salte como un resorte el dedo corazón y se le quede tieso mirando al palco para sugerir un «súbete aquí y pedalea». Lógico. Llegó el tiempo de las vacas flacas y está harto de que sean siempre los mismos los que se coman las tripas, los callos, los pellejos y las ubres resecas hechas cuero... siempre royendo y rabiando.
Las relaciones entre socialistas y ugetistas han de ser, pues, íntimas. Suelen serlo. Pero como en todo matrimonio normal, hay bajones, alguna bronca y cierta fatiga conyugal. Zapatero conoce esa experiencia de dormir un tiempo culo contra culo en el tálamo sindical. Se topó incluso en cierta ocasión con la descarada consigna ugetista y cazurra de votar contra sus candidaturas a las municipales en León.
Zapatero nunca fue ni será un líder obrerista; le falta corte; para eso hay que tener callos en las manos o en la lengua... y poco cuello, como Lula o Corcuera. Si ahora le montan los suyos una huelga es porque no le ven «de los nuestros», sino de los otros, un banco más con la maza del mercado libre. Y si Cándido Méndez le montó un pollo al presidente por autoinvitarse a la fiesta minera es porque sabe que no dudaría en usar la campa para enfriar la huelga general que le espera después de las arengas y los cuetes de Rodiezmo. O sea, no es espantada, sino orden airada de la esposa sindical y cornuda: ¡¡¡que te vayas a dormir al sofá!!!...