Diario de León

Michelle Obama exhibe su encanto en Granada al bailar en Sacromonte

La primera dama visitó la Alhambra y disfrutó de un «tablao» flamenco

Michelle Obama, en el centro de la imagen.

Michelle Obama, en el centro de la imagen.

Publicado por
carlos morán | granada
León

Creado:

Actualizado:

Cuando Barack Obama, que el miércoles cumplió 49 años, decidió que no iba a acompañar a Michelle y su hija Sasha en sus vacaciones andaluzas, es muy probable que no fuera consciente de lo que se iba a perder. Porque ver a una primera dama de Estados Unidos marcarse unos pasitos por soleás en una cueva del Sacromonte no es un espectáculo habitual. Eso sucede una vez en la vida. Y estás o no estás. Y Barack, el primer presidente negro de Estados Unidos, no estaba. ¡Qué le vamos a hacer! Al menos le queda el consuelo de que Michelle y su hija Sasha le cantaron, desde Marbella y vía teléfono, el cumpleaños feliz.

Además, la señora Obama -”que tiene más de dos millones de seguidores en la red social Facebook-” pidió a un millón de simpatizantes que firmarán una -˜ciber postal-™ de felicitación para el presidente: logró 1,2 millones de adhesiones. Pero lo de asistir al debú de Michelle como «bailaora» flamenca lo es todavía más (Sasha y sus amigas también se arrancaron, lo que añade aún más valor sentimental a la estampa). El momentazo tuvo lugar en la Cueva de la Rocío, en el Sacromonte, un barrio de leyenda, gracias, lo que son las cosas, a su estrecha vinculación en otro tiempo con las grandes estrellas del celuloide de Hollywood.

Curro Albayzín, un artista único estuvo este jueves en la Cueva de la Rocío, recitando a Federico García Lorca mientras Juan Andrés Maya, bailaor de fuego y un tipo «salao» como él solo, enseñaba a la primera dama de Estados Unidos los secretos de ese misterio que llaman «el duende».

Helado como gasolina Michelle vino a revivir -”a sabiendas o no-” un esplendoroso pasado, un tiempo en el que era posible cruzarse con Kirk Douglas haciendo eses por las veredas del Sacromonte que miran a la Alhambra. La diferencia -”lógica, por otra parte-” es que la señora Obama no tuvo que tomarse unas copitas para ponerse a tono. Hubiera resultado poco decoroso. Él único combustible que utilizó para llegarse hasta el Sacromonte fue el helado de chocolate que degustó, y pagó, en Los Italianos , un establecimiento con más de ochenta años de historia: es decir, que ya es una institución en Granada casi tan querida como la Alhambra -”quizá por eso fue el punto de partida de la gira turística de la primera dama por la ciudad-”. Esa primera parada fue a las tres y diez minutos de la tarde, en la Gran Vía, en pleno centro de la capital granadina.

La comitiva de Michelle se detuvo a escasos metros de un termómetro callejero que marcaba 39 grados al sol, una temperatura que, pese a lo que pudiera parecer, no era especialmente exagerada para el verano andaluz. Medio millar de curiosos -”la mayoría extranjeros-” esperaban pacientemente a que la ilustre visitante devorase el gélido dulce. La Gran Vía, totalmente cortada al tráfico, estaba tomada por fornidos agentes del Servicio Secreto que iban armados hasta los dientes. Se intuía en las riñoneras y los bolsos. Tras el refrigerio, la comitiva fue caminando hasta la cercana Catedral. Todo muy rápido. Sólo se escuchó algún grito y poco más.

tracking