Glicerina y fotoprotección para evitar que el frío reseque y agriete la piel
Sabañones, rosácea, nariz roja y labios agrietados, lo más común en el invierno
«Lo primero que le pasa a la piel con el contacto con el frío es que se reseca, luego se va cortando y luego agrietando, hasta el punto de poder sangrar». Esta es la descripción que hace Rubén García de la Peña, vocal de Dermatología del Colegio Oficial de Farmacéuticos de León, de las consecuencias del frío para una piel poco hidratada y sin protección. No sólo el sol del verano perjudica la piel, también las inclemencias meteorológicas provoca estragos dermatológicos.
El invierno conlleva muchos factores perjudiciales para nuestra piel, que es la que más se resiente del frío. Con más razón en esta época debemos protegerla, es vital para la salud, y además, una piel que no está sana resulta bastante antiestética.
Sabañones, rosácea, nariz roja y labios agrietados son los síntomas más comunes de una piel poco cuidada. «Todo esto se ve agravado por el contacto con el agua que tenemos a diario -”fregar o realizar tareas del hogar o laborales-”».
La cremas hidratantes con glicerina son la base de toda buena hidratación. «Recomiendo cremas hidratantes que contengan glicerina, si las grietas fueran muy grandes deberán contener urea», explica.
Sabañones. Los sabañones o perniosis, como se les denomina en términos médicos, son reacciones inflamatorias que provocan una dolorosa sensación de picor que se produce cuando los vasos sanguíneos superficiales de la piel se estrechan excesivamente, lo que da lugar a una mala circulación de la sangre que irriga la piel. «Dichas reacciones inflamatorias las sufren especialmente las personas predispuestas tras una exposición reiterada al frío, aunque éste sea moderado, lo que explica por qué su aparición es más frecuente al final del otoño e invierno, para desaparecer cuando llegan temperaturas más cálidas», explica el vocal del Colegio de Farmacéuticos.
Los sabañones no requieren ningún tratamiento específico, puesto que suelen desaparecer en dos o tres semanas, «aunque hay que tener la precaución de no rascarse para evitar agravar la situación. Desde el Colegio de Farmacéuticos aconsejan que para aliviar las molestias existen diversas alternativas como aplicar una loción o crema, de venta en farmacias, para aliviar los picores. Por la noche, antes de acostarse, sumergir los piel en agua caliente para mejorar la circulación sanguínea y, a continuación, aplicar una crema de lanolina sobre los pies. Si el sabañón se hubiese ulcerado cubrir con una gasa estéril. Un remedio popular muy efectivo es realizar una mezcla a partes iguales con aceite de laurel y miel y aplicarlo sobre la zona afectada. Si existen problemas de circulación es recomendable realizar baños alternos de agua fría y caliente en pies y manos. Primero dos minutos en agua caliente y, a continuación uno en agua fría, repitiendo dicha operación cuatro o cinco veces para acabar siempre con agua fría. Los farmacéuticos recomiendan realizarse automasajes con regularidad porque también mejora la circulación sanguínea de la piel.
Rosácea. Es una enfermedad crónica de causa desconocida que afecta a la piel de la cara. Con frecuencia empieza como un enrojecimiento de la nariz, mejillas, frente y barbilla. «El calor, el frío y el viento también deben evitarse y los cambios bruscos de temperatura», explica el vocal de Dermatología, García de la Peña.
Nariz roja . Es muy habitual en invierno tener la nariz roja y depellejada, bien por el frío, bien porque estamos pasando un catarro y al sonarnos se irrita la zona. «En condiciones normales es importante aplicar todos los días una crema hidratante, pero en este momento vamos a necesitar una pomada reparadora que tenga una base de vaselina y como principio activo nos vendría muy bien el aceite de rosa mosqueta o la combinación de glicerina con alguna parafina», explica el vocal experto del Colegio de Farmacéuticos, «para las heridas internas de la nariz os aconsejo pomadas que existen en el mercado con retinol».
El exceso de sol reduce el sistema inmunológico y como consecuencia de la bajada de las defensas aumenta el riesgo de sufrir infecciones por bacterias o por virus. Una buena hidratación y protección evita riesgos mayores.