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Cornada de lobo | pedro trapiello

Gitano Tarjetarroja

Publicado por
pedro trapiello
León

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La raza, si es muy puta, manda todo, pero la del gitano pinta nada. La France de la egalité les dio una patada en el culo, les expulsa (allí, amén de gitanos son rumanos, mucho sapo en el desayuno de los Le Pens ). Ante estas deportaciones, Europa hizo un mohín de disgusto en la foto... y una zapateta en el secreto del retrete. Tre bián, mesié Sarkó, ¿vulé vu otro chupito?... y a la Merkel, ¡anisette!...

Los gitanos están hechos a la expulsión. Nacieron como exiliados de su India de origen. Siempre se les dió estopa señalándoles la puerta de salida en cada pueblo o país al que llegaban. Hitler fue más allá de la deportación y los gaseó junto a judíos, homosexuales o comunistas. Durante siglos, los gitanos han venido rebotando de todo lugar y carrileando su destino por Oriente, norte africano (egipcianos o giptanos que son gitanos en Andalucía), Danubio arriba o Europa abajo y echándose a los caminos del ancho mundo y de la ultramar. Fue una nación con ruedas; su única patria, la cuneta; el carromato (la fragoneta), su señal; y el hoy aquí, mañana allí, su destino. Y a vivir de lo que salga, de viejos oficios, del trato burrero, de la cabra equilibrista, de componedores de cacharros, de chatarreros o cesteros de mimbre y junco... ja, payo.

A los gitanos les condenaron a ser una nación que jamás tendrá territorio. A los judíos les pasó otro tanto, se pasaron media historia expulsados de países y desparramándose por el mundo entero, aunque al final lograron a empujones y tiros un Israel exclusivo, algo que es toda una quimera para los gitanos, cuyo impulso no nace de un dios propio o de una tierra prometida, sino de una tierra perdida para siempre a la que jamás intentaron volver.

Y ahora, otra vez, colocan al gitano en el punto de mira. Veinticinco mil de ellos viven en León y Castilla. La venta ambulante es para muchos la única industria. Hay cisma generacional entre ellos, dicen, y sus patriarcas no atan corto a la jumentud , que se tira a la droga y al «todo vale». Ya. Pero si la economía viene cabrona, como vemos, la tribu gitana se reagrupa y acoge. La familia es su gran capital. La sangre es su ley. Eso asusta al payo, porque envidia esta lealtad familiar gitana que en su propia casa quizá ya se pudrió.

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