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Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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U n chocolatero belga de notable fama, Dominique Persoone, ha sacado al mercado un chocolate superfinísimo y carísimo para esnifar (con maquinita y todo), coñó, tirito moreno de chocolate por la nariz como se hacía antes con el tabaco rapé, aquel lujo distinguido de nobles con peluca en el Barroco (lo esnifaba también Helmut Schmidt, canciller alemán, cuando daba ruedas de prensa con la Tatcher). Pues ahora, los riquísimos de la muerte y las larvas de snob esnifarán biosaludablemente chocolate en polvo... ssssssniff.... aaaaaatchís.

No sé yo. Metiendo chocolate en la nariz, el moco tiene que salir como lengua de gato de confitería, ¡de relamerse esa vela colgando! Dice el chocolatero de Brujas que al esnifarlo llega al instante una sensación agradable al cerebro y persiste en las fosas nasales un delicioso gusto dulzorro. Vaya, esa debe ser la gracia novedosa para los clientes con vicio que buscan nuevas sensaciones o extravagancias después de saciarse con sus afamados bombones de vodka o de vinagre, de espárragos, petazetas o wasabi (espera a que descubra el botillo, aunque aquí ya hacemos bombones con queso de Valdeón). Fabrica ese belga incluso bombones con hormonas de efecto prozac o con una exótica pimienta asiática que te pone de los cuetes... «nos lo prohibió Sanidad, dice el colega, pero nosotros lo probamos y te ponía muy contento»... no quiero pensar qué meterá a los bombones que le encarguen Mick Jagger o Berlusconi para sus fiestas privadas.

Naturalmente, sus privativos chocolates con láminas de oro puro son muy demandados y eso, según Sócrates V., es porque a los que ya mean colonia les encantaría también cagar lingotes o, al menos, que parezca purpurina el mocordo, que eso es fineza y clase. Marigordi lo intenta aquí con los bombones que anunciaba la Preysler llenando de polvo de oro la pantalla, se atiborra la tía... y nada... nada reluce allí antes de tirar de la cadena... pero persiste.

Le preguntaron entonces a Sócrates qué cagarían en una plantación de Guinea los peones que laborean el cacao del que salen esos chocolates divinos... y dijo: ¿cagar?, pues más bien poco o nada; tienen cara de comer mierda.

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