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Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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S obre la gran luna del escaparate de una tienda-franquicia de Mango (ropa pif y firulí para las Scarletts modernas y modositas) alguien rotuló en grande y con spray rojo una denuncia inútil que es clamor entre la peña femenina y que ha provocado una sacudida desternillante en general: La talla 38 me aprieta el chocho , dice allí... es verdad rotunda, tortura consentida, tributo a la apretura esbelta, toma talla flaca, embútete en esa tripa-pantalón si puedes, qué suplicio... para que a todos nos venga entonces la imagen de esa entrepierna femenina muy empantalonada, prieta y frecuente que parece talmente un hachazo ahí o una hucha (¿y quién te dice a tí que no lo sea?, interrumpe a su bola Sócrates Valdueza).

La cuestión con premio es saber por qué una mujer se empecina en esa talla, si sabe que le conducirá al apretuje o a la opresión. Pues por la misma razón que al comprar unos zapatos elige a menudo un número menos del que debe, reburdió otra vez Sócrates; y lo hace para que, de esta forma, al llegar a casa y quitárselos obtenga un verdadero placer con su alivio jadeado y todo, un placer que jamás le proporcionará su marido o su novio ni haciendo el tigre desde lo alto de un armario, así que todo se reduce a esa cuestión del orgasmo perdido. ¿Les gustará, pues, a esas mujeres verse oprimidas o apretadas en la calle para esparramarse después en el secreto del sofá?... Algunas prendas fueron inventandas precisamente para eso, oprimir... ahí está el sostén y aquella adivinanza que circulaba en tiempos de la Dictadura: ¿En qué se parecen el régimen de Franco y un sujetador?... en que ambos levantan a los caídos, oprimen a los de dentro y engañan a los de fuera.

La talla 38 es también una dictadura y la impone el sanedrín de la moda, un tribunal que, como Franco, nunca será derrocado y morirá en la cama de muerte natural, cosa prevista para dentro quinientos años, que es cuando llegará la extinción de la especia humana, según estiman los científicos pesimistas (¿el pesimista es un optimista bien informado?), así que al chocho le queda una de dos: o rebelarse de una vez contra el apretador o joderse en apretujes poniendo encima una sonrisa vertical, qué terca necedad.

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