La calma regresa a los alrededores del Tungurahua tras la última erupción
Ejército y brigadas de socorro ayudan a la población, mientras se desconoce lo que ocurrirá
Volcán Tungurahua, en el centro de los Andes de Ecuador, cuya actividad disminuye.
La calma volvió ayer a los alrededores del volcán ecuatoriano Tungurahua tras la erupción del sábado, mientras fuerzas militares y brigadas de socorro asisten a los residentes y proporcionan vacunas para el ganado.
En Bilbao, una de las localidades situadas en la zona de mayor riesgo, es patente la presencia de soldados, así como de equipos de expertos para observar los daños a los cultivos por la caída de ceniza y prevenir secuelas entre los animales.
Aún se escuchan los bramidos del Tungurahua, que está envuelto en nubes, pero su intensidad ha bajado mucho con respecto al sábado por la mañana, cuando el volcán experimentó una erupción «importante», según el Instituto Geofísico (IG) de Ecuador.
En Bilbao y Palitahua, otro municipio ubicado en el área de gran peligro, se han suspendido las clases hasta fecha indeterminada y la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos también ha decretado la evacuación del ganado.
Esas dos localidades están en la dirección en la que bajaban la lava y los bloques incandescentes expulsados por el volcán, y por ello se encuentran dentro del área afectada por la alerta roja decretada por el Gobierno el sábado.
Al final de la jornada del sábado la Secretaría de Riesgos ya bajó el nivel de alerta a naranja, ante la disminución de actividad del volcán.
Tres brigadas de reconocimiento verificaron ayer la situación del Tungurahua, al tiempo que las autoridades preparaban la entrega de alimentos en Bilbao, Puela y El Altar, y se ampliaron los horarios de atención médica en los pueblos más cercanos al cráter.
Además, las agencias gubernamentales de respuesta facilitaron 20.000 mascarillas para los equipos de socorro y estaban listos los autobuses para evacuar a los residentes desde Río Blanco.
En la zona están disponibles albergues aprovisionados con vituallas, medicinas y materiales para atender a la población, según las autoridades.
El volcán tuvo el sábado cinco horas de gran actividad, durante las cuales expulsó una columna de ceniza de hasta 3 kilómetros de altura, así como flujos de piroclastos, material magmático, que bajaron por varias quebradas unos dos kilómetros desde la boca del cráter.
Aunque la actividad ha disminuido, es impredecible cuál va a ser el comportamiento del volcán en las próximas horas, según dijo un experto del IG. Incluso podría presentarse un nuevo pulso de gran energía.