Diario de León

CORNADA DE LOBO

No quieren saber

Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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M alas fechas se le vienen encima al que está debajo. La Navidad. O escarcha el corazón o lo atorra ante la estufa y la tele. O lo moja o lo incendia. El espíritu navideño también llega a veces embozado y con puñales. Ahí está el victimario de mujeres asesinadas este año, setenta y... Se batió el récord. Lo batimos cada año mientras suena a todo trapo en los despachos que luchan contra la violencia de género el villancico universal de c ampaña sobre campaña y sobre campaña una... asómate a esa ventana y verás los abismos de la razón.

Cada año mueren más mujeres en un la maté porque era mía . El dato es incontestable. Nadie explica a ciencia cierta por qué ocurre y crece el fenómeno, si cada año se gasta más en prevenir y atajar tanta tara social. Sócrates Valdueza se harta de decir, si le preguntan, que da igual, que el próximo año habrá más muertas, pero que no tiene mérito adivinarlo porque sucede así cada año desde hace décadas. Todos lo sabemos y todos alimentamos el autoengaño o la falsa esperanza cívica y política. Son cifras predecibles. Son mazazo. Vamos a peor (en cuanto a muertas, porque el número de heridas nunca se cita y, proporcionalmente, ha de ser también brutal).

El tortazo a la mujer es antiguo y sigue pirograbado en el tarro de los machos tochos. Pero hoy, además, la vida vale poco o nada para una creciente multitud de gente con muchos peros, paros o pires. La crisis de dineros y valores añade grasa a la velocidad del crimen. La paradoja está, sin embargo, en que se mata menos allí donde el machismo es más bestia y su religión lo aplaude (también es cierto que son gobiernos o curas con turbante quienes se encargan en esos sitios de matar a las mujeres ¡en nombre de la Justicia!).

Y aquí están ya unas fechas señaladas para la justicia doméstica y la vista sumarísima (un calentón es el fiscal, no hay juez que valga y el verdugo es el propio demandante). La Navidad trae mucho roce, es redundante y recalienta en exceso ausencias, carencias, tristezas o fracasos. El juntarse navideño no siempre es pandereta. El disparate late y la desproporción es su tambor. Y muchas mujeres no querrán saber que estas serán sus últimas Navidades.

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