«Quedan muchos muros mentales»

«En Alemania del Este todavía quedan muchos muros mentales», dice el corresponsal de Televisión Española en Berlín, Miguel Ángel Rodríguez. Nacido en Quintana de Fuseros (Igüeña), hijo adoptivo de Noceda del Bierzo y casado con una mujer de San Román de Bembibre, Miguel Ángel García lleva tres años y medio en el corazón de Alemania, cubriendo para la cadena pública lo que sucede en Europa del Este desde una ciudad que simbolizó el enfrentamiento entre el comunismo y el capitalismo durante cuarenta años de Guerra Fría.

«Berlín es una ciudad muy abierta, donde nadie se siente extranjero», dice, sin embargo, de la capital donde vive y desde donde informa. La misma ciudad donde el presidente Kennedy, con la sombra del bloqueo comunista a los barrios occidentales todavía muy presente, pronunció en 1963 su famosa frase «Yo también soy berlinés» ( Ich bin ein berliner ), que García Rodríguez ha hecho suya hasta el punto de titular con ella su blog en la web de TVE. Otra cosa es lo que sucede en el resto del país, en la antigua Alemania comunista, donde dos décadas después de la unificación «todavía hay muchos muros mentales, económicos y sociales». Un 15 por ciento de la población, cuenta el periodista al calor del fuego de una chimenea en San Román de Bembibre, añora el régimen comunista. «Se sentían protegidos por el sistema. No tenían que competir», explica.

El muro cayó en 1989 y por entonces, Miguel Ángel García ya trabajaba en TVE, pero en su centro territorial de Valladolid. Después llegó su traslado a Madrid, casi en un arrebato, para comenzar su labor como reportero y su trabajo en el informativo de La 2 Noticias junto a Fran Llorente, Fernando Navarrete, Matías Montero o Lorenzo Milá, hasta convertirse en editor del informativo más innovador de la televisión pública. Setenta galardones, entre ellos dos Premios Ondas y seis Premios TP, avalan un espacio donde los periodistas presentaban la actualidad de una forma desenfadada, enfocando a los temas sociales por delante de la política, y donde coincidió con otro berciano que también trabaja hoy como corresponsal internacional de TVE: José Carlos Gallardo, destinado estos días a Buenos Aires desde la delegación de Moscú.

Miguel Ángel, por el momento, no tiene ganas de moverse de Berlín, donde la huella del muro se superpone a la huella más tenue del nazismo. «El sentimiento de culpa por el nazismo ya no se ve a diario en la gente, pero las instituciones siguen llamando la atención y hace un esfuerzo para que no se olvide», afirma.

Lo del alemán trabajador y eficaz es un tópico. «En un alemán se puede confiar. Trabaja lo suficiente. Pero trabaja para tener vacaciones. Lo que más desea es tener tiempo libre», explica. Y allí, en Alemania, ya han hecho los deberes con el carbón y el cierre de las minas no se ve como un trauma. «No se ve depresión. La mina más grande de Alemania es hoy el museo más grande del mundo». Y ese es un muro que todavía tenemos que derribar en el Bierzo, en León, viene a decir el corresponsal, convencido de que el turismo, los biocombustibles y la agricultura biológica nos pueden sacar de más de un apuro.