CORNADA DE LOBO
De rosa a morado
A caba de publicar Sócrates V. en la revista «Fajín» de Buenos Aires un artículo bajo seudónimo con la tesis que le valió en su día las iras tomateras de dos asociaciones feministas chés que acudieron a reventarle el coloquio final de la última conferencia que nuestro ilustre paisano impartió en la capital argentina, hace ya unos meses, con el título «Los colores son fronteras».
Entresaco unos párrafos:
«Los que se obligan a un solo color (de equipo, nación o caserío) acaban odiando o ignorando a los otros colores y nunca los gozan. Una pena.»
«Si el lector de un solo libro es peligroso, ¿no lo será más el fanático de un solo color, que ni ha de leerlo?»
«La moda hace desfilar cada año a un color para que el tonto se ufane con su uniforme y se ría de los demás.»
«Se sabía que el color de 2011 sería el madreselva , rosa fuerte, rosa al canto, pues es el color del subconsciente femenino, primera potencia del consumo mundial. Muy pocas veces es el rosa un color odioso para una mujer. La sensación de felicidad infantilona es de color rosa, el color más optimista, dulzorro y chachipiruli, el color justo para aliviar los grises de la depresión y el ánimo cabizbundo y meditabajo.»
«Al feminismo no le gusta mucho el rosa. Representa a la mujer sumisa de la vieja sociedad y al cuento de hadas, así que fijó su propio color, el morado. Unas dicen que era el color del textil que trabajaban las obreras asesinadas en una fábrica neoyorquina en 1908; otras afirman que aquella tela era azul y que al mezclarse con la sangre se tornó morada; pero como es una leyenda sin verificación posible, otras tendencias feministas se recetan el violeta o el fucsia o el malva o el lila, a elegir. Es lógico y bueno que haya tonalidades en el feminismo, pero ni una osará salirse de la gama morada, color militante, litúrgico y penitencial, color-frontera, como el morado del pendón de Castilla... que para eso se inventaron los colores, los gustos y las pendonetas, para fijar fronteras.»
«La armonía está en que vengan todos los colores. Pero no a la vez. Y sin ser bandera. Solo así casan bien.»
«Y si quieres mirar la vida, aléjate de los cristales de color y de los botes.»