Prostitución contra Hacienda

Polonia no ha inventado la picaresca, pero esta práctica social está muy extendida en el país centroeuropeo. La picaresca alivió la vida de millones de polacos durante los más de 40 años de escasez comunista. La economía de mercado no ha barrido de un plumazo el pasado reciente; éste, simplemente, se ha adaptado a los nuevos tiempos. Ahora los polacos no necesitan fingir que trabajan, como en los tiempos del -˜socialismo real-™, o hacer gala de fe marxista leninista para tener o mantener un puesto aceptable en la administración o no esperar años para conseguir un coche o un piso de promoción pública. Pero engañar al Estado, como ocurre en la Europa mediterránea, sigue siendo una suerte de deporte nacional. Y defraudar a Hacienda, casi una necesidad vital. Tanto es así que el Ministerio de Hacienda polaco reveló que muchos ciudadanos, para engañar al fisco, aseguran que obtienen ingresos extraordinarios practicando el sexo de pago, que es una actividad legal y sin control en el país centroeuropeo. Según los cálculos de Hacienda, el 10% de la población, uno de cada 10 ciudadanos, se escuda detrás de la profesión más antigua del mundo para no cumplir con sus obligaciones contributivas. Podrían ser unos cuatro millones de polacos los que incurren en este tipo de infracción. Hacienda, aunque sabe que la mayoría de los ciudadanos mienten, no puede hacer nada contra ellos. En Polonia, la prostitución es un negocio libre de impuestos controlado por empresarios poco escrupulosos con las leyes y también delincuentes y redes mafiosas que explotan a mujeres de países de la antigua URSS y la Europa de los Balcanes en prostíbulos y carreteras de todo el país. Por eso mismo, muchos ciudadanos, cuando quieren justificar ingresos sospechosos, sostienen sin ningún tipo de pudor que se dedican al sexo profesional. Escogen esta vía, porque saben que «el Estado no tiene instrumentos legales para controlar la veracidad de los hechos», dice una varsoviana empleada en el departamento de Calidad de una importante multinacional de la automoción. Nuestra interlocutora asegura que conoce algunas mujeres que trabajan por cuenta propia y que han utilizada esta artimaña para no declarar al fisco una parte de sus ingresos. Reacción del Estado El Ministerio de Hacienda polaco ha pegado un puñetazo sobre la mesa para que cesen estas prácticas lo más rápidamente posible.

Facturas. Agnieszka Pawlak, portavoz de la Agencia Tributaria en la ciudad Lódz explica que las declaraciones falsas sobre la renta son un asunto «muy sencillo» que va a dejar de ser tolerado por los poderes públicos. En Lódz, por ejemplo, los ciudadanos sospechosos que afirman vivir de la prostitución «son invitados para que muestren las pruebas de su actividad económica: facturas de hoteles, fotos, notas, calendario, mensajes de correo electrónico y facturación». Los inspectores lo hacen todo con «la mayor discreción posible» para no dañar la privacidad de los supuestos clientes», cuenta Pawlak. Según esta responsable de Hacienda, muchos contribuyentes, asustados por las repercusiones legales que podrían sufrir por culpa de sus mentiras, cambian su declaración antes de ser convocados por las autoridades.

Habrá que ver si este esfuerzo estatal contra el fraude tiene efectos positivos inmediatos. Karol P., empleado en el Ministerio de Hacienda en Varsovia, lo duda, porque, en su opinión, «lo que habría que hacer antes es penalizar la prostitución, o al menos controlar mejor este negocio, y después atacarse a los que defraudan». En Polonia, la prostitución, descarada o encubierta, está en todas partes: en la calle, en prostíbulos, en grandes centros comerciales, en discotecas No hace falta investigar demasiado para a ver a jóvenes de ambos sexos, y no tan jóvenes, vender su cuerpo a cambio de dinero, ropa de marca, un teléfono móvil o un perfume.