Diario de León

Seminario, tiempo para la escucha

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Cada día su afán José-Román Flecha Andrés

El día 19 de marzo se celebra la solemnidad de San José. La mente y el corazón nos llevan a la casa de Nazaret.

Bajo su protección, Jesús crecía allí en edad, sabiduría y gracia.

Con razón se dice que aquel hogar era en realidad el primer seminario. Allí se preparaba Jesús para anunciar la buena noticia del Reino de Dios, para luchar contra el mal y para pasar por el mundo haciendo el bien.

No es extraño que en este día muchas diócesis celebren también el día del Seminario. Se invita a todos los fieles a pedir a Dios que envíe vocaciones sacerdotales a su Iglesia. En este momento habría que decir que no se limiten a pedir que surjan vocaciones, así en general. Toda familia católica debería considerar un honor que el Señor se fijara en uno de sus hijos para incorporarlo al único y eterno sacerdocio de Jesucristo.

Son tiempos difíciles. En muchos países los sacerdotes son perseguidos y martirizados. En otros muchos, de vieja historia cristiana, los sacerdotes son ridiculizados. En un sitio y en otro, se necesita una enorme fuerza moral para escuchar y seguir la llamada al sacerdocio católico.

«El sacerdote, don de Dios para el mundo». El lema del Día del Seminario para este año 2011 «nos recuerda lo que representa y vale la presencia de un hombre entregado de lleno a partir el pan de la Palabra de Dios y de la Eucaristía, a perdonar los pecados, a consolar y acompañar a los que sufren, y a sembrar amor y paz en una sociedad que ve cómo se estrecha el horizonte de la esperanza». Así ha escrito en estos días el obispo de León.

El día 3 de octubre del año pasado, en la catedral de Palermo, Sicilia, Benedicto XVI decía a los seminaristas. «Os exhorto a responder con generosidad a la llamada del Señor y a las expectativas del pueblo de Dios, creciendo en la identificación con Cristo, el sumo sacerdote, preparándoos a la misión con una sólida formación humana, espiritual, teológica y cultural».

Evidentemente aquellas palabras no sólo eran válidas para ellos. Indican un itinerario y una tarea a todos los llamados por el Señor y a los que están tratando de distinguir su voz entre las muchas voces que les llegan de todas partes.

En este año, en que se celebra en España la Jornada Mundial de la Juventud, recobran actualidad aquellas palabras. Mirando la situación de este mundo, toda la comunidad ha de orar para que haya jóvenes generosos que presten atención a la llamada del Señor.

Evidentemente, el seminario no es sólo un lugar: es sobre todo un tiempo de escucha de la palabra de Dios. Una palabra que resuena en la oración, pero también en el clamor de toda la humanidad, que busca sentido para la vida. En el seminario, les decía el Papa a los jóvenes, han de aprender de Cristo el amor a cada hijo de Dios y de la Iglesia. Todo un programa de vida y un camino de esperanza.

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