Muy personal

Con su despensa siempre bien nutrida de cecina, chorizo y vino de León, se hace más llevadero el forzoso alejamiento de su familia leonesa aunque la tecnología también ayuda: «Mi madre, si no ve a su nieto todos los días por la webcam, se enfada». Casado desde hace cuatro años con una mexicana, Regina, la integración en el país es total pero la posibilidad de regresar a León no se descarta: «Nunca se abandona esa idea pero aún no ha llegado el momento. Hoy el trabajo está aquí. A mi esposa le gustaría vivir en León por la tranquilidad que le aportaría a nuestro hijo una ciudad de ese tipo pero siendo del DF, a la larga creo que se podría aburrir...».

Rubén González ha podido también cumplir uno de sus sueños: montar y tener caballos. Le esperan para liberar el estrés en un 'ranchito' cercano del Parque Nacional de La Marquesa. «Es un paraje de gran belleza y de un parecido extraordinario con algunas zonas de la montaña leonesa. De algún modo, allí me transporto a León».

Anima Rubén a quienes quieran conocer México a que no se queden en Cancún, Acapulco, etcétera. «El turimo de interior es maravilloso con ciudades como Puebla, Querétaro, San Miguel de Allende... y con paisajes absolutamente impresionantes».