Medicina basada en el análisis del ADN
La existencia de compañías que ofertan complejos análisis permitirá conocer con una mayor precisión la probabilidad de contraer una serie de enfermedades
La humanidad está inmersa en la revolución científica que entraña el conocimiento del código genético, de la composición del ADN, la molécula que rige nuestras vidas. Ya existen compañías que ofrecen complejos análisis de ADN a los ciudadanos, de manera que es posible cifrar con creciente precisión la probabilidad de contraer una serie de enfermedades. No será necesario que pasen muchos años para que un laboratorio realice la secuenciación completa del ADN de una persona por menos de 1.000 euros. Así las cosas, el código genético de cada paciente formará parte de su historia clínica. Dolencias tan extendidas como la diabetes, las enfermedades coronarias, el cáncer, el asma o el alzheimer serán abordados a la luz de una medicina personalizada, lo que a buen seguro supondrá una revolución. La salud mental y la personalidad serán vistas con nuevos ojos una vez que se asiente el conocimiento del mundo genómico.
Con todo hay luces y sombras que se ciernen sobre esta nueva esperanza. Un obstáculo es el retraso con que se aplican los hallazgos científicos. Y es que la media del tiempo de demora entre la publicación original de un descubrimiento médico y su implantación es de 24 años.
En su libro El lenguaje de la vida. El ADN y la revolución de la medicina personalizada (Crítica), Francis Collins, premio Príncipe de Asturias a la Investigación Científica y Técnica en 2001, revisa las expectativas reales de la medicina a la luz de los avances genómicos. Y lo hace sin formular profecías, ciñéndose escrupulosamente a los hechos.
De acuerdo con Collins, que encabezó el Proyecto Genoma Humano hace una década, el análisis del contenido completo del genoma de un paciente permitirá obtener estimaciones del riesgo de enfermedades futuras más útiles que las que se realizan en la actualidad. «De este modo será posible elaborar planes personalizados de medicina preventiva», escribe el autor.
Con un conocimiento más preciso del ADN, cuando una persona enferme, las opciones terapéuticas serán más eficaces y menos tóxicas que los tratamientos disponibles tan sólo unos pocos años antes. Muchas de estas terapias se administrarán en forma de píldoras, pero también el propio gen se convertirá en el fármaco que aporte la solución al problema. Algunas serán terapias celulares, consistentes en la capacidad de obtener células de la piel o de la sangre, que se transformarán en las células que uno necesite, por ejemplo, del páncreas en el caso de la diabetes o del cerebro en el caso de la enfermedad de párkinson.
El científico asevera que desde 2003 se ha producido un rápido progreso sobre los cimientos que sentó la secuencia original del genoma humano. No obstante, queda aún un largo trecho por recorrer.
Pese a los buenos augurios de la medicina personalizada basada en el ADN, Collins alerta del peligro de un recorte del gasto en investigación.