Todo a cien

R ecuerdo que siendo yo muy chavalín el señor cura me puso una hucha en la mano y dijo «sal a la calle y pide para los chinitos». La hucha de la colecta en cuestión, cuando el día del Domund, unos años representaba efectivamente a un chino y otros a un negro. Como imagen de caridad católica, que significa universal, no era mala, aunque nunca me sacaron a pedir con la cara de Porcelananosa de un blanco y, menos aun, de un rubio. En fin, doctores tiene la Santa Madre Iglesia.

Cómo pasa el tiempo. Esta semana ha sido Zapatero el que ha ido a China a recaudar una limosna para la deuda pública española, lo cual a los feligreses más viejos nos parece el mundo al revés. Le digo a usted, reverendo, que Dios nos ampare. Imagino que viajaría con una hucha como las de mi generación, sólo que con la efigie de un parado del Inem, a ver si se la llenaban. Él dice que salió contento con no sé cuántos miles de millones de euros de inversión para España, si bien, de monaguillo a monaguillo, lo dudo. Le acompañaba el ministro de Industria, Miguel Sebastián, para el que no todas las bombillas son iguales, apreciación esta que a mí me supera: nunca he sabido si en mi calle viven doscientos chinos o es el mismo chino que pasa doscientas veces por delante de casa.

En todo caso este viaje apostólico del presidente paisano y su secuaz tiene sus pros y sus contras. Entre los primeros están que los amarillos hagan una fotocopia de ambos, en lo que son especialistas, se queden con el original y nos devuelvan un Zapatero y un Sebastián de pega que no durarían en el Gobierno más allá de los aguaceros políticos de las municipales, como me pasó a mí con el paraguas que le compré a un Fu Man Chu en el bazar no hará ni un mes. Respecto a los segundos tiembla uno sólo de pensar en dos mil millones de chinos con bombillas y neumáticos de bajo consumo que hundirían en la miseria a los Emiratos Árabes, que también iban a financiar Caja España y la Cultural. Un ERE allí significaría que apaga y vámonos a tercera regional.

Discúlpese si tan graves problemas de Estado se comentan aquí con humor grueso, pero es que la errática política económica y exterior del presidente recuerda mucho al teatro chino de Manolita Chen, donde no había chinas y encima la Manuela era ya cincuentona. Ahora se publica que los acuerdos con Pekín serán refrendados nada menos que con un partido amistoso entre las selecciones nacionales de fútbol de acá y de acullá. Un aviso para el entrenador Del Bosque. No sé si sabe aquel de cien mil chinos jugando en el campo contra otros cien mil y, de golpe, se oye la voz del portero: «dejadme solo». Era Zapatero el martes pasado.

Cualquiera que no sea un lerdo conoce que cuando un país -”no un particular-” compra la deuda pública de otro el segundo se arriesga a que se lo recuerden cada poco y más si el primero es la primer dictadura del mundo mundial. Es famoso el tormento chino del gota a gota en la cabeza, cosa muy jodida cuando quedas prisionedo para muchos años como deja este pais Zapatero con asiática sonrisa, que consiste en decir siempre que sí y luego ya veremos. Chinito cablón.

Pena de que el nuestro no se haya llevado en el avión a Padra a Tope en vez de Sebastián. Prada no hubiera mendigado, sino que al desembarcar en aquel gigantesco país habría proclamado «coño, que mercado para mí y para el Consejo Comarcal del Bierzo». No habla el chino mandarín ni el cantonés, aunque labia es lo que le sobra.

Desde los lejanos tiempos de Marco Polo y el gran Kan lo único que ha inventado China e importado occidente fue la pólvora. Y no vea usted cómo la perfeccionamos en las guerras europeas, incluidas las dos mundiales. Aunque en tocante a León, salvando el tiempo y las distancias, algo podrían copiar todavía el alcalde Paco Fernández, Villalba el de Feve, Miguel Martínez, el de los Paradores donde no para nadie, y demás compaña del colega sociata que esta semana anduvo por China sin perderse, ya es raro. Por ejemplo, adjudicar las obras del tranvía, las de la azucarera Santa Elvira, la estación subterránea del AVE, el aeropuerto (es tarde), el próximo carril bici, etcétera, al bazar de la esquina. Es un trabajo de chinos y todo este despilfarro les saldría todo a cien, total un chollo para los orientales y no como con los del noroeste hispano de Pepiño y compañía.

Volviendo a la gira de ZP por aquellos andurriales, es lo que dijimos ayer la peña de parados en el bar a la hora de jugarnos la ronda de vinos a los chinos. Fácil.

Nada con las suyas.