Uno de los procesos más rápidos de la historia
El proceso de beatificación de Juan Pablo II ha sido uno de los más rápidos de la historia de la Iglesia católica, al iniciarse dos meses después de su muerte, sin esperar a que transcurrieran cinco años del fallecimiento, como establece el Código de Derecho Canónico. Karol Wojtyla, nacido en Wadowice (Polonia) el 18 de mayo de 1920, falleció el 2 de abril de 2005 en Roma. El 28 de junio, tres meses escasos después de su muerte, se abrió el proceso que le elevará a los altares.
La causa se abrió por expreso deseo de Benedicto XVI, sin esperar a que transcurrieran cinco años de su muerte y como ocurrió con la Madre Teresa, la monja de los pobres, a la que beatificó Juan Pablo II seis años y dos meses después de su muerte. El anuncio fue acogido con gran alegría en el mundo católico, donde aún sigue vivo el grito «santo súbito» (santo ya) que decenas de miles de personas corearon aquel 8 de abril del 2005 durante el funeral.
Se abrió en Roma porque fue la ciudad en la que murió y de la que fue obispo durante 26 años y medio. El por entonces cardenal vicario de Roma, Camillo Ruini, dijo en la apertura oficial en la basílica romana de San Juan de Letrán, la catedral de Roma, que era «unánime y universal el convencimiento de la santidad» de Karol Wojtyla.
1397124194 Las gracias logradas. Ruini ya se mostró convencido de que el proceso sería breve, teniendo en cuenta -”dijo-” los numerosos testimonios que llegaban a diario al Vicariato informando sobre gracias logradas por la intercesión de Juan Pablo II.
El proceso contempló al principio la recogida de toda la documentación sobre Juan Pablo II, que resultó ser muy abundante, así como la investigación sobre su vida y virtudes, recogiendo testimonios de quienes le conocieron, que fueron una multitud.
Entre discursos y documentos, Juan Pablo II escribió más de cien mil páginas. El postulador de la causa, el polaco monseñor Slawomir Oder, informó que en estos años se catalogaron 251 supuestos milagros por su intercesión. Al final, el sacerdote polaco eligió la curación de una monja francesa.
El milagro que lleva a Wojtyla a los altares es la curación inexplicable para la ciencia de la monja francesa Marie Simon Pierre, de 51 años, que padecía desde el 2001 Parkinson, la misma enfermedad que tuvo el primer papa polaco de la historia.