A LA ÚLTIMA
Llegó el "Día D"
Cuando Kate Middleton y Guillermo de Inglaterra abandonen este viernes la Abadía de Westminster habrá empezado una nueva etapa para la pareja. Atrás quedan las largas esperas, las rupturas, las reconciliaciones, hasta saber si sus sentimientos eran lo suficientemente sólidos como para emprender una vida que en nada se parecerá a todo lo que han vivido durante los últimos ocho años.
Convivir con la alargada sombra de Diana no va a ser cómodo para su nuera, y sin embargo tendrá que hacerlo si quiere que su relación sea un éxito, ya que para Guillermo, Diana será siempre la madre amantísima, la princesa más cautivadora, seductora y solidaria de cuantas han entrado a formar parte de ese reducido grupo de mujeres que no habiendo nacido aristócratas ni princesas, serán las futuras reinas de una Europa que está siendo sometida a grandes cambios sociales y políticos, con el peligro que eso supone para las monarquías.
De Kate lo sabemos todo o casi todo: es tranquila, discreta, sensata, hija de una azafata convertida en empresaria de éxito, a quien gusta la fotografía, la moda, la pintura -pinta bonitas acuarelas-, la música moderna, pero sobre todo lo que le gusta es preparar la cena y la bañera a su chico cuando este llega a casa por la noche. En fin, una chica de su tiempo, muy en la línea de Máxima Zorreguieta, de Matilde de Bélgica, de Mery de Dinamarca y, cómo no, de Leticia Ortiz. De Kate se espera no sólo que haga feliz a Guillermo, sino que se lleve bien con la Reina Isabel, quien la ha acogido en su seno como si fuera una hija. Algo inaudito tratándose como se trata de una mujer mayor, bastante chapada a la antigua, que se ha visto sometida a presiones que nunca pensó que le tocarían vivir, por ejemplo, la muerte de Diana de Gales, que le obligó a doblegar su regia voluntad.
Se ha intentado comparar a Guillermo con su padre el Príncipe Carlos, pero creo que son como la noche y el día, pues mientras el hijo se ha dejado llevar por lo que le dictaba su corazón, eso sí pensándoselo mucho hasta estar seguro de sus sentimientos, el padre se comportó como lo hicieron muchos de sus antepasados, sin amor y por egoísmo.