Los peregrinos españoles se hacen notar en San Pedro
Los polacos fueron mayoría, pero los españoles también se hicieron notar en Roma. Ataviados con banderas y camisetas de la Roja, su presencia no pasó inadvertida dentro de la multitud que inundó el Vaticano y buena parte de sus alrededores. Muchos de ellos, sin embargo, se tuvieron que conformar con seguir la beatificación por la radio porque resultaba imposible acercarse a una de las 14 pantallas gigantes instaladas por la Iglesia.
Un grupo de jóvenes madrileños procedentes de la parroquia de Santa Catalina Labouré escaparon resignados de la masa de gente que había tomado el Vaticano. «Hemos dormido debajo de una pantalla, pero nos hemos marchado porque era imposible aguantar tanta aglomeración», lamentaba uno de ellos. Algunos no podían reprimir un gesto de frustración después del interminable viaje en autobús que habían realizado. Wotjyla «era el Papa de los jóvenes».
Los Noblejas realizaron el viaje en avión, pero también se quedaron con cierto regusto amargo por no haber podido acercarse más a la plaza San Pedro. «Encima yo ando un poco fastidiado», comentaba el cabeza de familia al levantarse de una pequeña silla portátil. «Si no fuera por él, no hubiera venido a nada parecido ni por todo el dinero del mundo».