La curación milagrosa de la monja Marie hizo posible la beatificación
800 curas, 500 obispos y un centenar de cardenales participaron en la beatificación. Todas las miradas, sin embargo, estaban puestas en una monja francesa que apareció vestida completamente de blanco.
Marie Simon-Pierre es la encarnación del milagro que ha hecho posible el ascenso del Papa polaco al umbral de la santidad.
Esta religiosa se curó inexplicablemente de Parkinson poco después de la muerte de Karol Wojtyla. Simon-Pierre recibió el resultado del diagnóstico en el 2001 cuando trabajaba en la maternidad de un hospital al sur de Francia. Sus síntomas fueron agravándonse progresivamente, pero no tocó fondo hasta la muerte del papa cuatro años después. Las congregaciones francesas empezaron a rezar para que Wojtyla obrara el milagro.
Meses después, sus súplicas se vieron recompensadas, aunque algunas voces han cuestionado la curación porque el Parkinson no es fácil de identificar.
La Iglesia, después de lograr el aval de una comisión médica, certificó el milagro. Simon-Pierre llevó ayer junto a sor Tobiana, la superiora de la orden encargada del alojamiento de Wojtyla, el relicario con una ampolla con sangre que se le extrajo al Pontífice días antes de su muerte.
En la ceremonia de ayer, sor Tobiana, la monja polaca que cuidó a Juan Pablo II hasta su muerte, y sor Marie Simon Pierre -”cuya curación de manera inexplicable para la ciencia del parkinson que padecía le ha llevado a la beatificación-” llevaron hasta el altar mayor del Vaticano un relicario con una pequeña ampolla con sangre de Wojtyla.