Una marea de fieles honra en Roma a Juan Pablo II el Gigante
Benedicto XVI beatifica a su predecesor ante un millón y medio de personas
Algunos ya le llamaban Juan Pablo II -˜el grande-™, pero Benedicto XVI encontró ayer el sobrenombre definitivo para su predecesor. Karol Wojtyla será a partir de ahora «el Gigante», el Papa «ejemplar» que con su mensaje de esperanza contribuyó a tumbar el comunismo en Europa del Este. El Santo Padre polaco fue rebautizado en grado superlativo durante la multitudinaria ceremonia de su beatificación, peldaño previo a la santidad. Un millón y medio de fieles desbordaron la plaza San Pedro para rendirle un emocionado tributo seis años después de su muerte.
La apoteósis que se vivió ayer en el Vaticano se percibía desde el sábado por la tarde. Entonces, la Policía tuvo que desalojar la plaza San Pedro por razones de seguridad. Miles de personas, sin embargo, se resistían a salir porque querían ocupar ya sus sitios para la beatificación.
El Vaticano no recordaba un llenazo semejante desde los funerales de Juan Pablo II y la posterior proclamación de su sucesor. La beatificación del Papa polaco tuvo precisamente su origen en la multitud que acudió a sus exequias en el 2005.
Aquellos días los fieles pidieron a gritos -"«Santo súbito»-" que Juan Pablo II fuera proclamado santo de inmediato. Joseph Ratzinger, que ha reducido considerablemente las canonizaciones durante su mandato, aceptó la petición popular y autorizó el inicio de los trámites.
Con su decisión, el Pontífice avaló un proceso exprés para Wojtyla porque normalmente este tipo de procedimientos no se ponen en marcha hasta cinco años después de la muerte del aspirante.
El Papa destacó durante su homilía que su predecesor se ha convertido en beato por la vía rápida «porque así lo ha querido el Señor». Ratzinger recordó que durante los funerales ya se percibió «el perfume de su santidad y el pueblo de Dios manifestó de muchas maneras su veneración hacia él». Con estas dos premisas, el Pontífice consideró que «respetando debidamente la normativa» la beatificación debía llevarse a cabo «con razonable rapidez».
1397124194 Nada común. El acelerado ascenso de Juan Pablo II al umbral de la santidad no es nada común en la historia de la Iglesia. Hay que remontarse nada menos que diez siglos para encontrar otro Papa -"Gregorio VII (1020-1085)-" que fue beatificado por su sucesor.
Además, tampoco es normal saltarse el plazo de cinco años para empezar los trámites, una prerrogativa pontifícia que también utilizó Wojtyla para hacer beata a la Madre Teresa de Calcuta. Ratzinger centró sus argumentos en la dimensión histórica de Juan Pablo II para justificar su nueva condición. A juicio del Papa, su predecesor «abrió a Cristo la sociedad, la cultura, los sistemas políticos y económicos, invirtiendo con la fuerza de un gigante una tendencia que podía parecer irreversible».
Benedicto XVI estipuló que la fiesta litúrgica del flamante beato se celebre el 22 de octubre, aniversario del comienzo de su pontificado (en 1978).