Los padres españoles piden a sus hijos que «espabilen» para salir de la crisis
Los adultos están persuadidos de que los jóvenes tendrán una menor protección social
Los padres españoles están persuadidos de que sus hijos han de «espabilarse» y mantener una actitud activa para afrontar la crisis. Según concluye una investigación sobre el -˜Bienestar en España-™, los progenitores están convencidos de que sus vástagos disfrutarán de una menor protección social que ellos. Una sensación de impotencia se ha apoderado del país, que confía en que las siguientes generaciones le saquen del atolladero.
Sin embargo, la visión que los padres tienen de sus hijos no es nada complaciente. Los encuestados ven a los jóvenes de hoy «anestesiados», «sobreprotegidos» y «aniñados». En resumen, no los ven con muchos arrestos para superar el difícil momento, que juzgan con especial pesimismo. No en vano, consideran que se avecina una quiebra del Estado del bienestar. Un 53% de los interrogados están seguros de que sus hijos contarán con una menor protección social en el futuro de la que ellos mismos gozaron en el pasado. Y casi el 60% de los padres con hijos adolescentes creen que la recesión empeorará el futuro económico y social de su descendencia.
El estudio, realizado por la Obra Social Caja Madrid y la Fundación de Ayuda a la Drogadicción (FAD), analiza dos momentos de la percepción social de la crisis: febrero del 2009 y diciembre del 2010.
Los autores del informe, Elena Rodríguez, Ignacio Megías y Juan Carlos Ballesteros, aprecian que, hasta mayo del 2010, la sociedad consideraba la contracción económica como un «negro telón de fondo» que, aunque grave, no expandía sus efectos más allá del derrumbe del sector de la construcción. En los españoles persistía la percepción de que el país atravesaba un ciclo desfavorable que se remontaría con una mejora de la coyuntura. Sin embargo, mayo del 2010 supone una inflexión: la opinión pública toma conciencia de que la crisis es internacional y de que España está peor preparada para salir airosa del trance.
Este cambio de visión tiene su traducción en la actitud que los padres mantienen con sus hijos. Si al principio eran más indulgentes y aceptaban con resignación que el dinero que daban a sus hijos era para su ocio, ahora los padres desean que «lo empleen en buscarse la vida y o pagar un alquiler» según explica Ignacio Megías. En definitiva, los padres ya no transigen con una juventud ociosa y acomodada.