CORNADA DE LOBO
Fer y Kim
Si un sábado se conjuga con la palabra, el garabato genial y la bondad con patas en la que cabalgan Fer y Kim, es un sabadín-sabadón con campanazo de gloria y risas. Vinieron los dos con obra y libro bajo el brazo llamados por la feria leonesa del libro y por el abrazo paisano que siempre encuentran aquí.
Fer no es catalán (Jose Antonio Fernández dice su carnet), por más que alguna gacetilla se empeñe; nació en Mansilla de las Mulas y tiene las raíces de su sangre en Sorríos de Ordás, milita cazurramente en Barna o Llançá y les da chorizo leonés con onda a toda la catalanidad gobernante que rabia envidiosa con tanta sustancia en tripa, ese chorizamen que hace palidecer a la butifarra. La exposición con su obra gráfica en el antiguo ayuntamiento de la plaza de las Palomas es de la de no perderse porque arranca la risa sana en un tiempo insano y porque sale de allí uno más entero que de una clínica de reposo en Marbella.
Kim sí es catalán (Joaquim Aubert y Puigarnau, Joaquimoski ), pero podría empadronarse leonés porque Fer le ha contagiado de esta pasión de río y bodega tertuliada y porque su nación no es el corral, sino el mundo sin cercas. A Kim se le conoce universalmente por ser el paridor genial de Martínez el Facha , pero vino a León para presentar una obra inusual, las memorias de un hombre que resume en su vida la tragedia española de guerras, exilios y miedos (escrita por Antonio Altarriba). El librazo que salió de esta colaboración ganó el año pasado el premio nacional del Cómic y emociona su relato dibujado, la fuerza del trazo que esta vez no tenía el humor como guionista, sino la tragedia personal de quien se vio laminado por la dictadura. Nada de color; a una tinta se cuenta el drama (aquella realidad nacional la rotulaban sólo en blanco y negro, aunque en medio le caben a Kim todos los grises del matiz y de la inteligente intención).
Lástima que durara tan poco su visita, pero a Fer le esperan los monjes de Poblet a los que endosará un cocido leonés para agradecer la bendición que darán a un próximo libro suyo (con prólogo del propio abad) donde aparecen Cristos risueños y humanos o curas rurales que no maldicen el puticlub.