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León

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Liturgia dominical

JUAN CARLOS FERNÁNDEZ MENES

Así se conoce este IV Domingo de Pascua. A Jesús le gustaba partir de las costumbres y experiencias de sus oyentes para comunicar su mensaje. Este relato del buen Pastor es una de las mejores muestras de ello. «El que entra por la puerta es pastor de las ovejas». A Jesús le preocupan las personas, vive para su servicio. Por eso es pastor legítimo. Vino a servir al hombre, jamás a servirse de él. Entrar por la puerta significa imitar el modo de actuar de Jesús, ser signo en el mundo de su presencia y de sus actitudes a través de un servicio desinteresado a los demás. El verdadero pastor de ovejas conoce a todas y a cada una de las suyas. Jesús parte de esta realidad para decirnos cómo es su relación con nosotros. Afirma que nos conoce a cada uno por el nombre, que tiene de nosotros un conocimiento amoroso. Nos conoce a cada uno de nosotros mejor que cada uno de nosotros se conoce a sí mismo. Un conocimiento amoroso que implica un profundo respeto hacia todos y cada uno de los hombres. «Conocer por el nombre» significa que nos invita personalmente a desarrollar las propias capacidades y a ponerlas libremente al servicio de los demás.

La comunidad cristiana no es una masa de gente anónima manejada por un «líder» lejano. Es un pueblo, una familia. En ella, las relaciones con Jesús y de unos con otros tienen que ser personales para que sean verdaderas. Es nuestra vida entera, tal como es, la que debe entrar en relación con Jesús y con los demás. Una relación personal que nos hace personas responsables. Los cristianos no somos unos filósofos ni unos ideólogos. Somos hombres y mujeres que seguimos a Cristo en la práctica del bien, de la esperanza, de la verdad, de la justicia y de la belleza. El Reino de Dios está ya entre nosotros y su visible es, en la historia, el comportamiento de los cristianos, de la Iglesia. A un extraño no se le puede seguir. Pero el que sufre y muere por nosotros no es un extraño. Es alguien a quien hay que imitar: «Anda, ve y haz tú lo mismo».

Hoy es también la Jornada de oración por las Vocaciones de especial entrega o consagración: en el pueblo de Dios hay quien escucha la «voz del Pastor» como una llamada absoluta y exclusiva en su vida.

Para algunos, es una llamada a la disponibilidad para convertirse en pastor de la Iglesia: son las vocaciones al ministerio, que sólo con la llamada del obispo serán completas. Para otros, es la llamada a entregar la vida en el servicio y el amor a Dios y al prójimo, en comunidad o solo: son las vocaciones religiosas. Si «escuchan» esta voz, su vida quedará enteramente condicionada y dedicada a la persona de Cristo y entregada a los demás a su imagen. Pidamos que nunca falten.