Diario de León
Publicado por
ANTONIO NÚÑEZ
León

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S ólo han pasado diez días de campaña electoral y la gente ya está harta de mítines. En la prensa aparecen los líderes en traje de discurso populista: vaqueros, americana sin corbata y cuidadosamente despeinados los candidatos mientras las candidatas, ellas, se desmelenan. Cosas del marketing que recuerdan al timo del tocomocho, el del sobre de la lotería premiada con recortes de periódicos. No se deje engañar el lector y observe en las fotografías que detrás del candidato fulano o mengana aparecen siempre los mismos. Invariablemente se trata de militantes colocados por el partido, en trance de colocarse o de hacer lo propio con un cuñado. Y todos van arreados en autocar. A pesar de todo esta semana lo han tenido crudo para llenar el aforo, como le pasó a Zapatero en el Palacio de Deportes. El primero que cayó en la cuenta de algo parecido, antes que yo, fue El Corte Inglés cuando visionó que en el primer día de rebajas todos los años aparecía en las aglomeraciones de la puerta la misma ama de casa. Como es lógico le hicieron un contrato indefinido, aunque ya fuera fija.

La poca querencia que le tiene el personal a los mítines puede deberse al contenido de los discursos con tres únicos argumentos. A saber, somos los mejores, los más guapos y patatín y patatán, nuestros rivales unos cabritos y el votante idiota. De esto último es consecuencia natural que en las arengas se mienta con desparpajo, con disimulo y algunos, como Rubalcaba, con toda sinceridad. Al final y mentira sobre mentira los incrédulos quedamos en minoría.

Y cuando prometen inversiones ya ni les cuento, porque nunca cuadran por la cuenta de la vieja. El primer día de campaña Zapatero se felicitó aquí mismo, encantado de conocerse, de haber traído un billón y pico de las antiguas pesetinas en los siete años de su mandato. Coño, ni que el dinero fuera suyo y no de nuestros impuestos, pero es que, además, con esa pasta gansa multiplicó por tres el paro en la provincia. De lo cual se deduce que es el primer inversionista del Inem local.

Y no va a acabar aquí la cosa, porque ahora el candidato a alcalde por su partido, Paco Fernández, anuncia como puntos estrella del programa socialista retomar el famoso tranvía después del aeropuerto que no vuela -”más pasta gansa-” y nada menos que cinco mil empleos con una sociedad de capital riesgo en nuevas tecnologías para cuatrocientas empresas y un presupuesto municipal de millón y medio de euros. O sea, a menos de un kilo la empresa y a seiscientos euros la cabeza de currante. Esto es ridículo, pero otros no le van a la zaga. El aspirante del PP, Emilio Gutiérrez, quiere crear una concelalía de la familia para protegernos, guarderías, y conciliación de la vida filioconyugal. Pudo haber sido una buena idea años ha. Estoy en tus brazos, macho, pero ahora que no trabaja nadie en casa lo que nos sobra es tiempo para cuidar unos de otros. En cuanto a la UPL, proyecta construir una minicentral hidroeléctrica en el Bernesga para alumbrar gratis todo Eras de Renueva. Se supone que en invierno, porque el resto del año el río no es navegable.

Lo único serio de esta campaña es la sentencia del Tribunal Constitucional que permite a Eta presentarse a las elecciones. Y trágico. Sólo a Zapatero y Rubalcaba se les podía haber ocurrido esa sanjuanada, ellos sabrán por qué, tontos no son y menos desde que llegaron al poder cuando los bombazos ferroviarios del 11-M sin que se les encontraran las huellas digitales. El capataz de los autollamados magistrados progres del TC, Pascual Sala, ha salido en los periódicos hecho un pañuelo de lágrimas por las críticas a la sentencia. Lástima que aquel mismo día el etarra excalcelado Errandonea blandiera a las puertas de su antigua celda una pancarta con la leyenda «Vota a Bildu» o algo así, que fue como sonarse los mocos en la toga de Pascual.

Los jueces siguen siendo, no obstante, el tercer poder -”aunque, si te toca Garzón, son el primero, el segundo y el tercero, todo seguido por si las moscas del último año zapateril-” así que hay que tener mucha reverencia con ellos. Sin ánimo de desacato hacia su señoría Pascual Sala éste es un país donde a algunos no nos queda más salida que la de Hendaya. El que suscribe firmaría íntegramente los versos de un anónimo colega ilustrado y afrancesado a lo Sarkozy, que terminó condenado al destierro después de la Guerra de la Independencia. Los publicó Díaz-Plaja, que también anduvo de profesor por León.

«Montado en la diligencia/que me lleva para Francia/me cago en la providencia/ del juez de primera instancia/del distrito de la Audiencia».

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