Aceite, la gasolina de la crisis

Natural de la localidad leonesa de Matadeón de los Oteros y afincado desde hace ocho años en Valladolid por el trabajo de su familia, Omar es un joven de 22 años a quien la necesidad de llenar su vehículo de combustible le ha llevado a utilizar el aceite de girasol usado de los bares. «Todos los fines de semana me voy a trabajar a la granja que tienen mis tíos en Matadeón de los Oteros y no tenía cómo costear la gasolina, por eso se me ocurrió esta idea».

Y es que ante imposibilidad de pagar los altos precios que alcanza el gasóleo durante el último año, Omar decidió hace siete meses probar a reutilizar aceite vegetal en su Citroen ZX viejo. Primeramente se informó de los dos requisitos necesarios para que un coche viejo funcionara con aceite vegetal: que la bomba de inyección sea de una marca determinada, y que sea un coche viejo, requerimientos que su vehículo cumplía a la perfección.

Fue entonces cuando compró el primer aceite de girasol en un supermercado y a base de ensayos buscó la fórmula de ir solucionando los problemas, como cambiar el filtro, ya que éste se tapa al ser el aceite más viscoso que el combustible, y calentarlo para que sea más líquido. Sin embargo, si compraba el aceite seguía teniendo gastos, con lo que decidió pedir a los bares parte del aceite de girasol con el que cocinan las comidas, filtrarlo primero con unos vaqueros y luego con filtros especiales para piscinas, de manera que el olor que desprende el coche se depure y se eviten los grumos en el depósito.

«Para que los bares te den su aceite necesitas un papel acreditativo que no tengo por lo que sólo me dan unos litros de lo que retiran». Omar asegura que según lo que hayan cocinado en el bar con el aceite, así huele el coche. Algo que aún no es sancionable, «es un vacío legal», ya que hasta 2012 el biodiesel está exento de impuestos para fomentar su uso, y afirma que al ser aceite vegetal contamina un 30% menos que el resto de los combustibles porque no tiene casi azufre al ser fruto de una semilla. «Le doy una segunda vida al aceite que iban a tirar, es otra forma de reciclar» comenta este joven leonés, quien asegura no conocer más que lo justo del automóvil pero la necesidad «me llevó a que mi coche viejo dejara de ser un artículo de lujo para convertirse en una herramienta que me desplazara a mi pueblo todos los fines de semana y poder ganarme la vida».

El consumo es el mismo que si llenara su vehículo de gasóleo