Gente de aquí | El decano de los electores
Y en la República ya votó
Francisco Fernández, de Pinilla de la Valdería, siempre ha querido cumplir con su derecho al sufragio y ayer acudió a las urnas a sus 109 años
Es noticia en una jornada electoral no por sus siglas, sino por sus tres cifras, las de sus 109 años -”uno más el 25 del próximo julio-” que, a buen seguro, le convirtieron ayer en el abuelo de los electores leoneses. Francisco Fernández Fernández, vive con su hija Ana María en Pinilla de la Valdería, (municipio de Castrocontrigo) y ayer se acercó al colegio electoral, situado en las antiguas escuelas del pueblo, para ejercer su derecho al voto.
Asiduo a la cita con las urnas a pesar de su edad -”se trasladó a Nogarejas para cumplir como elector en las generales del 2008 y su familia señala que en tiempos de la República ya emitió su sufragio-”, Francisco, más conocido por todos sus vecinos como Quico, salió de su casa ayer por la mañana, acompañado de Yoli, la mujer que le cuida, en su silla de ruedas, para asistir habitualmente a misa en la iglesia del pueblo -”«lo que he rezado hoy», decía-” y, después, votar, como haciendo buenas las palabras del Evangelio: «A Dios, lo que es de Dios y al césar, lo que es del césar» en la jornada del domingo.
Durante el recorrido hasta el colegio electoral, Quico, que entre los oficios que ejerció destaca el de resinero, recibe los saludo de sus paisanos, a los que responde con ademanes cariñosos y comentarios. «Estás colorada y por eso no te conocía», le dice a una mujer que viste una chaqueta roja.
Francisco Fernández es uno de los 81 ciudadanos que figuran en el censo electoral de Pinilla y su presencia en las escuelas no pasa desapercibida. Los que allí están le rodean con rapidez. Provisto de su carné de identidad y de los sobres para elegir pedáneo, alcalde y procuradores en Cortes, el presidente de la mesa le acercó las urnas para que no tenga levantarse de su silla y le guiaron la mano para facilitarle la tarea de introducir los sobres con las candidatos que prefiere.
Suscriptor de DIARIO DE LEÓN desde 1940, interrumpía su actividad para echar un vistazo al periódico cuando llegaba por la mañana y devoraba las noticias en la sobremesa mientras la vista le permitió leer.