Diario de León

Publicado por
ANTONIO NÚÑEZ
León

Creado:

Actualizado:

En casa barajamos dos teorías sobre Rubalcaba que son motivo de frecuentes desavenencias conyugales a la hora del cinquillo. La mía es que se ha convertido en el hombre orquesta del PSOE y del Gobierno para animarles, aunque sea en plan pobre, la próxima fiesta electoral tocando la corneta, el bombo y todos los palillos con Zapatero de cantamañanas. Mi señora, en cambio, con la lengua viperina que la caracteriza sostiene que lo único que animaría de la cara de Alfredo es el parecido con las botellas de anís del Mono. Por una vez y sin que sirva de precedente a lo mejor se ha quedado corta.

En los dulces anises del animalico figura una carátula de la evolución de Darwin que debe significar lo inbéciles que nos volvemos los humanos con una copa de más, o una consigna en un mitin. De todas formas el mono es calvo, tiene el rabo del diablo y no puede negarsele el parecido con el vicepresidente. Incluso su enigmática sonrisa está entre un Mefistófeles de Goethe, que hoy prometería la eterna juventud en política, y una Gioconda pelona y con barba a lo Da Vinci.

En fin, el químico alquimista santanderino de Solares, localidad famosa por sus minerales aguas, recuerda también cuando ya anuncia soluciones para el país al chiste del agua medicinal de Bedoya, «que entra por la boca y sale por... muy barata». Que acabe el lector la rima. Rubalcaba, el cántabro, nunca le ganó en su pueblo a Hormaechea, el de la UCD, del que se cachondeaba la izquierda por haber gastado un millón de dólares en el toro Sultán, envidia de Sarkozy y Berlusconi, semental que sembró todo Santander de ganado de casta con cien mil ejemplares o más. El único que mantuvo la raza autóctona fue el regionalista Miguel Angel Revilla, el que le llevaba las anchoas de Santoña a Zapatero en taxi desde Barajas para ahorrar en el coche oficial. Sus pasiegos tampoco son malos.

Dice el candidato Rubalcaba que sabe las soluciones para la crisis de España. Coño, a buenas horas y que las diga ya, después de haber estado cinco años de ministro con Zapatero. Y añade que se siente respaldado por su partido -las espaldas bien guardadas se le llama a eso- para tirar como se pueda hasta marzo y después ya veremos. Ojo, Mariano, porque lo que veremos después si no sacas mayoría absoluta será otros cuatro años de gobierno del PSOE con ciento y la madre de partidos aliados, desde la izquierda hundida (IU) hasta vascos, catalanes, gallegos y cántabros. Si no hay igualmente un ministro de la UPL será porque el sequín Bernesga ya los tiene con el agua al cuello.

Rubalcaba es también un corcho. Flotó, y no vea usted cómo, cuando Roldán se llevó la pasta de los huérfanos de la Guardia Civil y Vera, Barrionuevo y compañía dejaron arrasados los fondos reservados del Gal. De aquella timba no volvió a saberse más ni le siguió la pista Aznar, que en esto fue un duro de pacotilla. Era entonces Alfredo Pérez portavoz del Gobierno de Felipe González, la «equis» de Garzón, y así nos luce el pelo con cinco millones de parados. Cuatro años más y todos calvos, como el de Solares, Mariano.

Nos esperan nueve o diez meses de apurar la copa de anís del Mono hasta las próximas elecciones. En tocante a la botella no sé lo que opinaría ahora Darwin, el famoso teórico de la evolución de las especies, sobre lo que está sucediendo en el PSOE de España, pero no cuadra, ni siquiera en el Derecho Civil: no es natural, ni mucho menos, que el abuelo Rubalcaba herede al nieto Zapatero. Eso va contra natura.

Ahora están eclosionando los huevos de las cigüeñas, que afortunadamente son apolíticas, y dentro de poco volarán los cigüeñinos con aire grácil y elegante, nada que ver con lo desgarbado del vicepresidente primero. Enseguida se ve que no tienen carné de partido. Feliz especie que no está en peligro de extinción.

Esto es España. Por lo que respecta a León dicen los periódicos que Endesa ha renunciado a quemar carbón sin humos en la Ciuden de Ponferrada, poniendo en peligro al Bierzo y Laciana. Oiga, le daban trescientos millones de euros de subvención y ni por esas. Pero, eso sí, a cambio de invertir mil millones más. A Endesa, que estaba tranquilina hasta que llegó Zapatero, la quisieron comprar los catalanes de Gas Natural, luego los alemanes, que entienden de carbón, y al final Zapatero se la vendió a Berlusconi, que también apuesta por el gas. Esto es la consecuencia de una de las primeras burradas de un Gobierno animal, al que ya sólo le queda la última gracia de Chita a Tarzán. Y no va por Leire Pajín.

Leña al mono.

tracking