Diario de León

CORNADA DE LOBO

De vilorta y azar

Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

Creado:

Actualizado:

O chenta y dos ha cumplido esa mujer. Su estampa es menuda y parece tener las hebras como vilortas. Es de un pueblo aguas abajo del Bernesga. Viene y va en una vida de acarreos con su cesto y algún menudeo hortelano... y sigue acarreando esta Dolores, viniendo desde su pueblo en bus o de favor, paseando la mercancía y recordando a tantísimas mujeres de ese alfoz labrantín de torneros, grulleros o vilechas que vinieron desde muy antiguo a los mercados de estas plazas con verduras, huevos, conejos o reventas. La vimos el otro día en El Molinillo cuando hacía uno o dos años que parecía haber desaparecido de nuestro paisaje de café. Fue alegría.

Siempre aparece en estos meses, porque lo que ella va vendiendo calle arriba y por San Claudio son mayormente flores... flores de huerta de aquí, mimosas, lilas, radiolos , rosas... y el otro día, sólo flor de azar , un cestao de ellas. El cesto que traía esta vez era enorme y, sin embargo, bien puede ella llevarlo sobre la cabeza o bien se lo cuadra como aquella florista del cuplé que iba con la falda almidoná y los nardos apoyaos en la cadera .

Nunca le falta a Dolores colorete en las mejillas, carmín en la boca y un desearte buenas venturas cuando se despide. Jovial y enérgica, se la ve que va tirando de un carro enorme... e invisible. Arañándole dos perras a la vida puede con todo y seguro que nada debe. La seguimos viendo sobrada. Fue un alegrón saber que sigue contagiando su terquedad de vivir.

Puede decirse que la de Dolores es una raza en extinción, gente encastada en afanes y sin derecho a la fatiga. Supongo que se reirá de esta crisis porque no puede ser peor que la crisis perpetua en la que ha debido alojarse toda su vida... ¡ochenta y dos años!... y como una moza anda ella pregonando sus arrestos... y lo que lleve en el cesto.

Dicen que la Muerte nunca pilla en su casa a los que están trabajando. El no parar confunde y exaspera a la Parca, a la Contramadre, como la llamaba Gabriela Mistral.

Lo más curioso es que Dolores nunca tuvo empleo, pero jamás estuvo en paro. Desconoce seguramente ese lujo y sólo un mal torzón le hace parar. ¿Habrá alumnos para las lecciones que da?...

tracking