Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Los alemanes de una conocidísima marca de automóviles van a regalarle a este Papa alemán un pedazo papamóvil de mucha consideración. Toma, patí . No es la primera vez; hace ya tres años le obsequió esta misma marca con un cochazo espectacular de alta gama. Vale. Pero ¿puede aceptar un Papa regalos de ese bulto o envergadura?... Si los trajes de Camps son ilegales y sugieren toda suerte de sospechas, ¿qué cabría pensar en este piadoso caso?, porque nunca dejará de ser verdad aquello de que « el que regala bien vende, si el que recibe lo entiende ». Pero ¿qué vende aquí esa marca de coches o qué compra?... Casi nada: el privilegio de pegar su marca comercial a la imagen del vicario de Cristo en sus comparecencias rodadas ante las multitudes, o sea, como diciendo que si el Papa usa esa marca, es porque es divina. Una exclusiva publicitaria de este calado costaría, como mínimo, lo que cien de esos papamóviles. Dígase, pues, que les sale barato el regalito.

Con los zapatos de tafilete rojo que usa el Papa ocurre otro tanto. Se los obsequia una muy conocida firma italiana de calzado caro y algo pijo (y no ponen en su publicidad «calzamos al representante de Dios en la Tierra» por no tentar al diablo, pero saben que cada vez que se vea al Papa con esos zapatos rojos, al consumidor corrupio le vendrá a la mente la marca).

El César de hoy no es un emperador de Roma, sino don Dinero. El César y Dios caben a la vez en este mundo, pero nunca pueden casarse; y a cada uno ha de darse lo suyo, dice el Evangelio.

Sin embargo, la figura del sponsor (término latino, esponsal, el que casa o fía) parece rondar al Vaticano y a lo más sagrado. Colar una marca en los negocios de Dios es un lujo, un atrevimiento y una gran inversión. ¿Esperará el donante que le dejen poner un día bajo su marca « sponsor de Dios en persona », igual que esos productos que ponen « proveedores de la Casa Real ».

Si la publicidad mueve el negocio del espectáculo (y de qué forma), ¿quién asegura que mañana no se publicitarán las fiestas religiosas, las misas romeras, las casullas, las procesiones de Semana Santa o el rosario de la aurora?

Por de pronto, en templos y catedrales ya se cuelgan cartelones comerciales.

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