Diario de León

Dos besos en el balcón para sellar el amor

Tres mil personas acudieron a la plaza al tradicional saludo tras el enlace

La princesa Charlene Wittstock abraza al Príncipe Alberto de Mónaco en el balcón del Palacio Real.

La princesa Charlene Wittstock abraza al Príncipe Alberto de Mónaco en el balcón del Palacio Real.

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efe | mónaco

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Alberto II y Charlene, convertidos ya en marido y mujer, saludaron ayer a los monegascos desde la ventana del salón de los espejos del Palacio del Principado, donde se dieron dos besos celebrados con hurras y aplausos. En la Plaza del Palacio, bajo un intenso sol, unas 3.000 personas presenciaron el enlace a través de dos pantallas gigantes instaladas para la ocasión, vestidas, ellas también, de fiesta.

El recién estrenado matrimonio se había dicho el «sí quiero» en el salón del trono, el mismo en el que en 1956 se casaron por lo civil Rainiero III y la princesa Gracia. Con las primeras notas de la banda de la compañía de carabineros y cerca de media hora después, a las 15:50 GMT, hicieron su aparición en una de las ventanas del Palacio, acompañados en otras colindantes por Carolina y sus hijos y los padres de la novia.

La excampeona de natación suma ahora a su condición de esposa la de princesa, que le permitirá firmar a partir de ahora como Charlene de Mónaco y la somete a todas las miradas con la esperanza de que permita pronto la llegada de un heredero al trono. Los monegascos, con la invitación y su documento de identidad en mano, habían comenzado a llegar a la plaza a partir de las 14:00 GMT cuando las pantallas cortaron la retransmisión, acabado el enlace civil.

Banderas sudafricanas, en honor de la novia, y monegascas contribuyeron a darle al lugar el ambiente festivo y familiar deseado por el matrimonio, que bajó a la plaza para recoger el regalo ofrecido por los nacionales, con los que compartirán posteriormente un cóctel.

Un hijo pronto. El príncipe Alberto de Mónaco y su prometida, la sudafricana Charlene Wittstock, quieren tener un hijo pronto, cuentan en una entrevista que publicó recientemente Le Journal du Dimanche . Preguntado por el dominical francés sobre si va a anunciar la llegada de un bebé, Alberto dejó que fuera su prometida la que respondiera. «Me encantan los niños y tener una familia está entre nuestros proyectos. Esperamos tener un hijo pronto», declaró la ex nadadora sudafricana, que se muestra «serena» frente al matrimonio que tienen programado para comienzos del mes próximo.

En la misma línea, el príncipe indicó que los dos tienen ganas de casarse, pero que deben de solucionar muchas cosas de aquí a entonces, que él debe cumplir con sus obligaciones como soberano y que no siente «ningún estrés particular». Admitió que, «aunque no es su primera finalidad, esta boda contribuirá a corregir la imagen estereotipada de Mónaco; a que se conozca mejor la identidad monegasca y sus valores económicos, sociales, culturales, humanitarios, deportivos y medioambientales».

«El poder de atracción de Mónaco se reforzará», aseguró el jefe del Estado, que dijo que dejará que Charlene Wittstock encuentre su lugar en su nuevo papel, aunque puntualizó que su futura mujer ha empezado a ejercerlo.

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